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El Destino De Los Dragones
Morgan Rice


El Anillo del Hechicero #3
EL DESTINO DE LOS DRAGONES (Libro #3 de El Anillo del Hechicero) nos lleva mГЎs profundamente al viaje Г©pico de Thor, para convertirse en un guerrero, en su viaje a travГ©s del Mar de Fuego a la Isla de la Niebla del dragГіn. Un lugar implacable, hogar de los guerreros de mayor Г©lite del mundo, los poderes y habilidades de Thor se profundiza mientras entrena. TambiГ©n sus amistades se hacen mГЎs sГіlidas, ya que se enfrentan juntos a las adversidades, mГЎs allГЎ de lo que podГ­an imaginar. Pero al encontrarse frente a monstruos inimaginables, Los Cien pasan rГЎpidamente de una sesiГіn de entrenamiento a un asunto de vida o muerte. No todos sobrevivirГЎn. En el camino, los sueГ±os de Thor, junto con sus misteriosos encuentros con Argon, seguirГЎn persiguiГ©ndolo, para presionarlo para tratar de aprender mГЎs acerca de quiГ©n es, quiГ©n es su madre, y cuГЎl es la fuente de sus poderes. ВїCuГЎl es su destino? De regreso al Anillo, las cosas se estГЎn poniendo mucho peor. Mientras Kendrick es enviado a prisiГіn, Gwendolyn se encuentra en la posiciГіn de tratar de salvarlo, para salvar al Anillo mediante el derrocamiento de su hermano Gareth. Ella busca pistas del asesino de su padre junto con su hermano Godfrey, y en el camino, los dos se hacen mГЎs unidos para lograr su causa. Pero Gwendolyn se encuentra en peligro de muerte al presionar demasiado, y puede estar descontrolГЎndose. Gareth intenta blandir la Espada de la DinastГ­a y aprende lo que significa ser rey, embriagarse con el abuso de poder.





Morgan Rice

ELВ  DESTINOВ  DEВ В  LOSВ  DRAGONES (Libro #3 de El Anillo del Hechicero)




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller #1: DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1: TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalГ­ptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de fantasГ­a Г©pica, bestseller #1: EL ANILLO DEL HECHICERO, que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciГіn impresa, y la traducciГіn de los libros estГЎ disponible en alemГЎn, francГ©s, italiano, espaГ±ol, portuguГ©s, japonГ©s, chino, sueco, holandГ©s, turco, hГєngaro, checo y eslovaco (prГіximamente en otros idiomas).

A Morgan le encantarГ­a tener comunicaciГіn con usted, asГ­ que visite www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correo electrГіnico, recibir un libro gratuito, recibir regalos gratuitos, descargar una aplicaciГіn gratuita, obtener las Гєltimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter, y ВЎmantenerse en contacto!



Algunas Opiniones Acerca de las Obras de Morgan Rice

“EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SOURCERER’S RING) tiene todos los ingredientes para ser un éxito inmediato: tramas, tramas secundarias, misterio, caballeros aguerridos y relaciones que florecen, llenos de corazones heridos, decepciones y traiciones. Lo mantendrá entretenido durante horas y satisfará a las personas de cualquier edad.   Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores de fantasía”.

–-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos



“Rice hace un gran trabajo para captar su atención desde el principio, al utilizar una gran calidad descriptiva que va más allá de la simple descripción de la ambientación… Bien escrito y sumamente rápido de leer”.

–-Black Lagoon Reviews (acerca de Turned)



“Es una historia ideal para lectores jóvenes. Morgan Rice hizo un buen trabajo dando un giro interesante… Innovador y singular. La saga se centra alrededor de una chica… ¡una chica extraordinaria!  Es fácil de leer, pero con un ritmo sumamente rápido…  Clasificación PG (Guía Paternal)”.

–-The Romance Reviews (acerca de Turned)



“Me llamó la atención desde el principio y no dejé de leerlo… Esta historia es una aventura increíble, de ritmo rápido y llena de acción desde su inicio.   No hay un momento aburrido”.

–-Paranormal Romance Guild (con respecto a Turned)



“Lleno de acción, romance, aventura y suspenso.   Ponga sus manos en él y vuelva a enamorarse”.

–-vampirebooksite.com (con respecto a Turned)



“Tiene una trama estupenda y este libro en particular, le costará dejar de leer en la noche.  El final en suspenso es tan espectacular, que inmediatamente querrá comprar el siguiente libro, solamente para ver qué sigue”.

–-The Dallas Examiner (referente a Loved)



“Es un libro equiparable a TWILIGHT y DIARIO DE UN VAMPIRO (VAMPIRE DIARIES), y hará que quiera seguir leyendo ¡hasta la última página!  Si le gusta la aventura, el amor y los vampiros, ¡este libro es para usted!”.

–-Vampirebooksite.com (con respecto a Turned)



“Morgan Rice se demuestra a sí misma una vez más que es una narradora de gran talento… Esto atraerá a una gran audiencia, incluyendo a los aficionados más jóvenes, del género de los vampiros y de la fantasía.   El final de suspenso inesperado lo dejará estupefacto”.

–-Reseñas de The Romance Reviews (con respecto a Loved)



"Una fantasía animada que entreteje elementos de misterio e intriga en la historia. La Senda de los Héroes trata acerca del valor y sobre la realización de un propósito de vida que conduce al crecimiento, la madurez y la excelencia… Para los que buscan aventuras de ficción sustanciosa, los protagonistas, los mecanismos y la acción proporcionan un conjunto vigoroso de encuentros que se centran en la evolución de Thor de ser un niño soñador a un adulto joven que enfrenta a situaciones imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una saga épica para adultos jóvenes".

– Midwest Book Review (D. Donovan, eBook Reviewer)



Libros de Morgan Rice




EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING)


LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) – (Libro #1)


LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) – (Libro #2)


EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) (Libro #3)


EL GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) (Libro #4)


UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) (Libro #5)


UN DEBER DE VALOR (A CHARGE OF VALOR)В  (Libro #6)


UN GRITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) (Libro #7)


UNA SUBVENCIГ“N DE ARMAS (A GRANT OF ARMS)В  (Libro #8)


UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS)В  (Libro #9)


UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) (Libro #10)


UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) (Libro #11)


UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) –  (Libro #12)


EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) –  (Libro #13)




LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY)


ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (SLAVERSUNNERS) –  (Libro #1)


ARENA DOS (ARENA TWO) – (Libro #2)




DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS)


TRANSFORMACIГ“N (TURNED) (Libro #1)


AMORES (LOVED)В  (Libro #2)


TRAICIÓN (BETRAYED) – (Libro #3)


DESTINADO (DESTINED) (Libro #4)


DESEO (DESIRED) (Libro #5)


PROMETIDO (BETROTHED) (Libro #6)


PROMESA (VOWED) (Libro #7)


ENCUENTRO (FOUND) (Libro #8)


RESURRECCIГ“N (RESURRECTED) (Libro #9)


ANSIAS (CRAVED) (Libro #10)


DESTINO (FATED) (Libro #11)












Escuche (http://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias=aps&field-keywords=morgan%20rice&sprefix=morga,aps&rh=i:aps,k:morgan%20rice)la saga de “EL ANILLO DEL HECHICERO) THE SORCERER’S RING en formato de ¡audio libro!




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Audible (http://www.audible.com/pd/Sci-Fi-Fantasy/A-Quest-of-Heroes-Audiobook/B00F9DZV3Y/ref=sr_1_3?qid=1379619215&sr=1-3)


iTunes (https://itunes.apple.com/us/audiobook/quest-heroes-book-1-in-sorcerers/id710447409)


Copyright В© 2013 de Morgan Rice

Todos los derechos reservados A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en un sistema de base de datos o de recuperaciГіn de informaciГіn, sin la autorizaciГіn previa de la autora.

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Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaciГіn de la autora o son usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es solo coincidencia.

Imagen de la cubierta Derechos Reservados Bob Orsillo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.


"No te interpongas entre el dragГіn y su ira".

    – William Shakespeare
В В В В Rey Lear






CAPГЌTULO UNO


El Rey McCloud bajГі por la pendiente, corriendo por el altiplano, en el lado del Anillo de los MacGil, con cientos de sus hombres detrГЎs de Г©l, aferrГЎndose con todas las fuerzas, mientras su caballo galopaba montaГ±a abajo. Puso la mano hacia atrГЎs, levantГі su lГЎtigo y lo dejГі caer con fuerza sobre la piel del caballo: Г©ste no necesitaba ser arreado, pero a Г©l le gustaba azotarlo de todos modos. Disfrutaba de infligir dolor a los animales.

McCloud casi salivaba mientras veía el paisaje delante de él: un idílico pueblo de los MacGil, con sus hombres en los campos, desarmados, con sus mujeres en la casa, tendiendo la ropa en las cuerdas, apenas vestidas con el clima de verano. Las puertas de las casas estaban abiertas, las gallinas deambulaban libremente; los calderos ya estaban hirviendo con la cena. Él pensó en el daño que iba a hacer, el botín que podría obtener, las mujeres que arruinaría—y su sonrisa se amplió. Casi podía saborear la sangre que estaba a punto de derramar.

Cabalgaron y cabalgaron; sus caballos retumbaban como un trueno, esparcidos sobre el campo, y finalmente, alguien se dio cuenta: el guardia de la aldea, una excusa patГ©tica de soldado, un adolescente, sostenГ­a una lanza, estaba parado y se dio vuelta al escuchar que se acercaban. McCloud, observГі bien al blanco de sus ojos, vio el miedo y el pГЎnico en su rostro; en este puesto soГ±ado, este muchacho probablemente nunca habГ­a visto una batalla en su vida. Estaba totalmente desprevenido.

McCloud no perdiГі tiempo: querГ­a matar al primero, como siempre habГ­a hecho en las batallas. Sus hombres lo sabГ­an bien, como para dejГЎrselo a Г©l.

VolviГі a dar un latigazo al caballo hasta que Г©se gimiГі, y ganГі velocidad, yendo mГЎs adelante que los demГЎs. AlzГі la lanza de su ancestro, una cosa pesada de hierro, se inclinГі hacia atrГЎs y la aventГі.

Como siempre, su objetivo era certero: el chico apenas acababa de girar cuando la lanza cayГі en su espalda, atravesГЎndolo y sujetГЎndolo a un ГЎrbol, con un ruido silbante. La sangre brotaba de su espalda, y fue suficiente para hacer el dГ­a de McCloud.

McCloud soltГі un grito corto de alegrГ­a, mientras continuaban avanzando a travГ©s de la tierra elegida de los MacGil, por los tallos del maГ­z amarillos meciГ©ndose en el viento, hasta los muslos de su caballo y hacia la entrada de la aldea. Era un dГ­a demasiado hermoso, un cuadro muy hermoso, para la devastaciГіn que estaban a punto de crear.

Pasaron por la puerta sin protecciГіn de la aldea, este lugar estaba tontamente situado en las afueras del Anillo, cerca de las tierras altas. DeberГ­an haberlo sabido, pensГі McCloud con desdГ©n, mientras sacaba un hacha y cortaba la seГ±al de madera anunciando el lugar. Pronto podrГ­a ponerle otro nombre.

Sus hombres entraron en el lugar, y alrededor estallaron los gritos de mujeres, niГ±os, hombres mayores, o quien sea que estuviera en su casa en este lugar desolado. HabГ­a probablemente cien almas desafortunadas y McCloud estaba decidido a hacer que cada uno de ellos pagara. Г‰l levantГі su hacha sobre su cabeza mientras se centraba en una mujer en particular, corriendo de espaldas a Г©l, tratando por su vida de volver a la seguridad de su hogar. No iba a suceder.

El hacha de McCloud le pegГі en la parte trasera de su pantorrilla, como era su intenciГіn y ella cayГі con un grito. Г‰l no habГ­a querido matarla: sГіlo mutilarla. DespuГ©s de todo, Г©l la querГ­a viva para el placer que tendrГ­a con ella despuГ©s. HabГ­a elegido bien: una mujer con larga, salvaje y rubia cabellera y caderas estrechas, de escasos dieciocho aГ±os. Ella serГ­a suya. Y cuando terminara con ella, tal vez la matarГ­a. O tal vez no; tal vez la mantendrГ­a como su esclava.

GritГі de alegrГ­a cuando cabalgГі cerca de ella y bajГі de su caballo a medio paso, cayendo encima de ella y la tirГі al suelo. RodГі con ella en la tierra, sintiendo el impacto del camino y sonriГі mientras Г©l disfrutaba de algo que parecГ­a estar vivo.

Por fin, la vida tenГ­a significado otra vez.




CAPГЌTULO DOS


Kendrick estaba en el ojo de la tormenta, en la Sala de Armas, flanqueado por docenas de sus hermanos, todos ellos miembros de Los Plateadas y mirГі con calma a Darloc, el comandante de la guardia real enviado a una misiГіn desafortunada. ВїEn quГ© habГ­a estado pensando Darloc? ВїRealmente pensГі que Г©l podrГ­a entrar en el SalГіn de Armas e intentar arrestar a Kendrick, el ser mГЎs querido de la familia real, delante de todos sus hermanos de armas? ВїCreyГі realmente que los demГЎs se quedarГ­an parados y lo permitirГ­an?

Había subestimado enormemente la lealtad de Los Plateados hacia Kendrick. Aunque Darloc hubiera llegado con cargos legítimos para su detención —y ciertamente estos no lo eran— Kendrick dudaba mucho que sus hermanos permitieran que se lo llevaran. Eran leales para toda la vida y leales hasta la muerte. Ese era el credo de Los Plateados. Él habría reaccionado del mismo modo, si alguno de sus hermanos era amenazado. Después de todo, ellos habían entrenado juntos, luchado juntos, durante todas sus vidas.

Kendrick podía sentir la tensión que había en el espeso silencio, mientras Los Plateados sostenían sus armas desenfundadas ante la docena de guardias reales, quienes se movían donde estaban, luciendo más incómodos por el momento. Deben haber sabido que sería una masacre si alguno de ellos sacaba su espada—y sabiamente, ninguno lo hizo. Todos se quedaron ahí y esperaron la orden de su comandante, Darloc.

Darloc tragГі saliva, pareciendo muy nervioso. Se dio cuenta de que su causa era inГєtil.

"Parece que no has venido con suficientes hombres", respondiГі Kendrick con calma, sonriendo. "Una docena de los guardias del rey contra un centenar de Los Plateados. La tuya es una causa perdida".

Darloc se sonrojГі, se veГ­a muy pГЎlido. Se aclarГі la garganta.

"Mi seГ±or, todos servimos al mismo reino. No quiero pelear con usted. Tiene razГіn: Г©sta es una lucha que no podemos ganar. Si nos lo ordena, saldremos de este lugar y volveremos con el rey.

"Pero sabe que Gareth sólo enviaría a más hombres a buscarlo. A otros hombres. Y ya sabe cómo acabará todo esto. Usted podría matarlos a todos—pero, ¿realmente quiere la sangre de sus hermanos en sus manos? ¿Quiere realmente provocar una guerra civil? Por usted, sus hombres arriesgarían sus vidas, matarían a quien fuera. ¿Pero eso es justo para ellos?".

Kendrick lo miró y se quedó pensando. Darloc tenía razón. No quería que ninguno de sus hombres saliera herido por culpa suya. Sentía un irrefrenable deseo de protegerlos de cualquier derramamiento de sangre, sin importar lo que eso significara para él. Y por horrible que fuera su hermano Gareth, y por mal gobernante que fuera, Kendrick no quería una guerra civil – por lo menos, no por culpa suya. Había otras maneras; la confrontación directa, había aprendido él, no siempre era la más efectiva.

Kendrick alzГі la mano y lentamente bajГі la espada de su amigo Atme. Se volviГі y se puso frente a los otros Plateados. SentГ­a una enorme gratitud hacia ellos por haberlo defendido.

"Mis amigos Plateados", anunció. "Me siento muy honrado por haberme defendido, y les aseguro que no es en vano. Como todos ustedes saben, no tuve nada que ver con la muerte de mi padre, nuestro antiguo rey. Y cuando encuentre a su verdadero asesino, a quien sospecho que ya he encontrado por la naturaleza de estas órdenes, seré el primero en tomar venganza. Fui acusado injustamente. Dicho esto, no quiero ser el que cause una guerra civil. Así que por favor, bajen las armas. Voy a permitir que me lleven pacíficamente, porque un miembros del Anillo nunca debe luchar contra otro. Si la justicia existe, entonces la verdad saldrá a relucir—y me devolverán con ustedes inmediatamente".

El grupo de Los Plateados lentamente, a regañadientes, bajó sus brazos mientras Kendrick se volvía hacia Darloc. Kendrick se adelantó y caminó con Darloc hacia la puerta, con la guardia del rey rodeándolo. Kendrick caminó con orgullo, al centro, erguido. Darloc no intentó encadenarlo—quizás por respeto o por temor, o porque Darloc sabía que era inocente. Kendrick iría voluntariamente a su nueva prisión. Pero no se rendiría tan fácilmente. De alguna manera limpiaría su nombre y se liberaría de la mazmorra—y mataría al asesino de su padre. Aunque fuera su propio hermano.




CAPГЌTULO TRES


Gwendolyn estaba en las entrañas del castillo, su hermano Godfrey junto a ella, y miró a Steffen mientras él estaba parado ahí, vacilante, doblando sus manos. Era un personaje extraño— no sólo porque era deforme, con la espalda torcida y encorvado, sino que también porque parecía estar lleno de una energía nerviosa. Sus ojos nunca dejaron de moverse, y apretó sus manos entre sí, como si le corroyera la culpa. Se movía en su lugar mientras estaba parado, cambiando de un pie a otro y tarareaba para sí mismo con una voz ronca. Todos esos años de estar ahí abajo, pensó Gwen, todos esos años de aislamiento lo habían convertido claramente, en un personaje extraño.

Gwen esperaba que Г©l se abriera, que revelara lo que le habГ­a sucedido a su padre. Pero los segundos se convirtieron en minutos, y el sudor aumentaba en la frente de Steffen, mientras Г©l se balanceaba cada vez mГЎs dramГЎticamente, pero no decГ­a nada.В  Continuaba habiendo un espeso y pesado silencio, interrumpido por su tarareo.

Gwen también estaba comenzando a sudar aquí abajo, el fuego rugiente de los pozos estaba muy cerca en este día de verano. Quería acabar con esto, dejar ese lugar – y nunca volver ahí otra vez. Vigilaba detenidamente a Steffen, tratando de descifrar su expresión, de averiguar qué pasaba por su mente. Había prometido decirles algo, pero ahora él había enmudecido. Mientras lo examinaba, parecía que estaba dudando. Se notaba que él tenía miedo; que tenía algo que ocultar.

Finalmente, Steffen aclarГі su garganta.

"Algo cayó por la rampa esa noche, lo reconozco", comenzó a decir, sin hacer contacto visual, buscando algún lugar en el piso, "pero no estoy seguro de lo que era. Era algo metálico. Sacamos el orinal esa noche, y oí que cayó en el río.  Era algo diferente. Entonces”, dijo, carraspeando su garganta varias veces mientras retorcía las manos, "verán, sea lo que sea, ya se fue a las mareas".

"ВїEstГЎs seguro?", preguntГі Godfrey.

Steffen afirmГі con su cabeza vigorosamente.

Gwen y Godfrey intercambiaron una mirada.

"ВїAl menos viste lo que era?", Godfrey preguntГі presionando.

Steffen negГі con la cabeza.

"Pero tГє mencionaste una daga. ВїCГіmo sabГ­as que era un puГ±al si no lo viste?", preguntГі Gwen. Ella sabГ­a que Г©l estaba mintiendo; pero simplemente no sabГ­a por quГ©.

Steffen aclarГі su garganta.

"Yo dije eso porque creГ­ que era una daga", respondiГі. "Era pequeГ±a y de metal. ВїQuГ© otra cosa podrГ­a ser?".

"Pero Вїte fijaste en el fondo de la olla?", preguntГі Godfrey. "ВїDespuГ©s de que lo tiraste? Tal vez estГ© aГєn en la olla, en la parte inferior".

Steffen negГі con su cabeza.

"RevisГ© el fondo", dijo. "Siempre lo hago. No habГ­a nada. Estaba vacГ­o. No importa quГ© haya sido, ya se fue. Lo vi flotando".

"Si era de metal, ВїcГіmo iba a flotar?", preguntГі Gwen.

Steffen aclarГі su garganta, y luego se encogiГі de hombros.

"El rГ­o es misterioso", respondiГі.В  "Las mareas son fuertes".

Gwen intercambiГі una mirada de escepticismo con Godfrey, y podГ­a decir por la expresiГіn de Г©l, que tampoco le creГ­a a Steffen.

Gwen se fue impacientando cada vez mГЎs.В  Ahora, tambiГ©n estaba desconcertada. Momentos antes, Steffen iba a contarles todo, como habГ­a prometido. Pero parecГ­a como si de repente hubiese cambiado de opiniГіn.

Gwen se acercó más a él y frunció el ceño, sintiendo que este hombre tenía algo que ocultar. Ella puso su cara más dura, y al hacerlo, sintió la fuerza de su padre emanando a través de ella. Estaba decidida a descubrir lo que fuera que él sabía—especialmente si le ayudaba a encontrar al asesino de su padre.

"EstГЎs mintiendo", dijo, con gran frialdad, la fuerza que salГ­a de ella incluso la sorprendiГі. "ВїSabes cuГЎl es el castigo por mentir a un miembro de la familia real?". Steffen retorciГі las manos y casi rebotГі en su lugar, mirГЎndola hacia arriba, por un momento y luego apartГі la mirada rГЎpidamente.

"Lo siento", dijo Г©l. "Lo siento. Por favor, no sГ© nada mГЎs".

"Antes nos preguntaste si te librarГ­as de la cГЎrcel si nos decГ­as lo que sabГ­as", dijo ella.В  "Pero no nos has dicho nada. ВїPor quГ© preguntaste eso si no tenГ­as nada que decirnos?".

Steffen lamiГі sus labios, mirando hacia el piso.

"Yo… yo… "comenzó a decir y se detuvo.  "Yo estaba preocupado… de que me metería en problemas por no informar que un objeto cayó del conducto.  Eso es todo. "Lo siento. No sé lo que era. Se ha ido".

Gwen entrecerrГі sus ojos, mirГЎndolo, tratando de llegar al fondo de este extraГ±o personaje.

"ВїQuГ© fue exactamente lo que le sucediГі a tu amo?", preguntГі ella, no dejando que se librara de la culpa.В  "Nos dijeron que desapareciГі. Y que tГє tenГ­as algo que ver con ello".

Steffen negó con su cabeza una y otra vez.  "Se fue", respondió Steffen. “Eso es todo lo que sé. "Lo siento. No sé nada que les pueda ayudar".

De repente llegГі un ruido silbante por toda la habitaciГіn, y todos se volvieron para ver los residuos volando por el conducto, y cayendo con un ruido en el enorme orinal. Steffen se dio la vuelta y corriГі por la habitaciГіn, hacia a la olla. Se quedГі parado junto a ella, observando cГіmo se llenaba de los residuos de las habitaciones superiores.

Gwen se volviГі y mirГі a Godfrey, quien tambiГ©n la miraba. TenГ­a una expresiГіn de desconcierto.

"Lo que sea que estГ© escondiendo", dijo ella, "no va a decirlo".

"Podemos hacer que lo encarcelen", dijo Godfrey.В  "Eso podrГ­a hacerle hablar".

Gwen meneó la cabeza.  "No lo creo. No con éste. Obviamente está muy asustado. Creo que tiene que ver con su maestro. Es claro que se siente mal por algo y no creo que tenga que ver con la muerte de nuestro padre. Creo que él sabe algo que podría ayudarnos—pero tengo la sensación de que arrinconarlo, sólo le hará callar".

"ВїQuГ© debemos hacer?", preguntГі Godfrey.

Gwen se quedГі allГ­, pensando. RecordГі a una amiga suya, cuando ella era niГ±a, que una vez habГ­a sido descubierta mintiendo. RecordГі que sus padres le habГ­an presionado de todas las maneras posibles para que dijera la verdad, pero que ella no hablaba. Fue sГіlo semanas despuГ©s, cuando todo el mundo finalmente la habГ­a dejado en paz, que se habГ­a ofrecido voluntariamente a revelar todo. Gwen sintiГі la misma energГ­a saliendo de Steffen, de que arrinconarlo lo harГ­a callar, que necesitaba hablar voluntariamente.

"Vamos a darle tiempo", dijo.В  "Vamos a buscar en otra parte. Vamos a ver quГ© podemos averiguar y lo abordaremos otra vez cuando sepamos algo mГЎs. Creo que se abrirГЎ. Г‰l no estГЎ listo".

Gwen se volviГі y lo vio, a travГ©s de la habitaciГіn, examinando los residuos que llenaban la olla.В  Ella estaba segura de que Г©l les llevarГ­a hacia al asesino de su padre.В  Ella simplemente no sabГ­a cГіmo. Se preguntГі quГ© secretos se escondГ­an en las profundidades de su mente.

Era un personaje muy extraГ±o, pensГі Gwen.В  Era muy raro, sin duda.




CAPГЌTULO CUATRO


Thor tratГі de respirar mientras pestaГ±eaba para quitarse el agua que cubrГ­a sus ojos, su nariz, su boca, derramando todo a su alrededor.В  DespuГ©s de deslizarse a travГ©s de la embarcaciГіn, habГ­a logrado finalmente asirse a la barandilla de madera, y se aferrГі a ella con toda su alma mientras el agua implacable trataba de hacer que se soltara. Todos los mГєsculos de su cuerpo estaban temblando, y no sabГ­a cuГЎnto mГЎs podrГ­a aguantar.

Alrededor de Г©l, sus hermanos hacГ­an lo mismo, aferrГЎndose con todo su ser, por lo que pudieran encontrar, mientras el agua intentaba tirarlos del barco. De alguna manera, se mantenГ­an dentro.

El ruido era ensordecedor, y era difГ­cil ver mГЎs de unos pocos metros delante de Г©l.

A pesar de ser un dГ­a de verano, la lluvia era frГ­a y el agua enviГі un escalofrГ­o por su cuerpo que no podГ­a evitar. Kolk estaba ahГ­ parado, ceГ±udo, con las manos sobre sus caderas, como si fuera inmune a la lluvia y vociferando a todos a su alrededor.

"ВЎREGRESEN A SUS ASIENTOS!", gritГі. "ВЎREMEN!".

El mismo Kolk tomГі asiento y comenzГі a remar, y en pocos momentos los chicos se deslizaron y se arrastraron a travГ©s de la cubierta hacia las bancas. El corazГіn de Thor latГ­a aceleradamente mientras se soltaba y luchaba para atravesar la cubierta. Krohn, dentro de su camisa, se quejГі, mientras Thor se deslizaba y caГ­a, aterrizando con fuerza en la cubierta.

Se arrastrГі el resto del camino y pronto se encontrГі en su asiento.

"ВЎAMГЃRRENSE!", gritГі Kolk.

Thor mirГі hacia abajo y vio las cuerdas con nudos debajo de su banca y finalmente se dio cuenta para quГ© servГ­an: se agachГі y atГі una alrededor de su muГ±eca, encadenГЎndose a la banca y al remo.

FuncionГі. DejГі de deslizarse. Y pronto fue capaz de remar.

A su alrededor los chicos siguieron remando; Reece tomГі asiento frente a Г©l, y Thor pudo sentir que el barco se movГ­a. En pocos minutos, la pared de lluvia se aligerГі adelante.

RemГі y remГі, su piel ardiendo por esa extraГ±a lluvia, todos los mГєsculos de su cuerpo le dolГ­an, finalmente comenzГі a disminuir el sonido de la lluvia, y Thor comenzГі a sentir menos agua caer sobre su cabeza. En unos momentos mГЎs, entraron en un cielo soleado.

Thor mirГі, sorprendido: estaba completamente seco, brillante. Fue la cosa mГЎs extraГ±a que habГ­a experimentado: la mitad del barco estaba en un lugar seco, con el sol brillando, mientras que la otra mitad estaba mojada al terminar de pasar a travГ©s de la pared de lluvia.

Finalmente, todo el barco estaba bajo un cielo azul claro y amarillo, con el calor del sol sobre ellos. Ahora habГ­a silencio, la pared de lluvia desaparecГ­a rГЎpidamente y todos sus hermanos de armas se miraban unos a otros, aturdidos. Era como si hubieran pasado por una cortina, hacia otro reino.

"ВЎALTO!", gritГі Kolk.

Todo los chicos alrededor de Thor bajaron sus remos con un gemido colectivo, jadeando, recuperando el aliento. Thor hizo lo mismo, sintiendo que cada mГєsculo de su cuerpo temblaba y agradecГ­a tener un descanso. Se desplomГі, jalando aire y tratГі de relajar sus mГєsculos doloridos mientras su barco se deslizaba en estas aguas nuevas.

Thor finalmente se recuperГі y se quedГі parado mirando a su alrededor. MirГі hacia el agua y vio que habГ­a cambiado de color: era de un ligero color rojo brillante. HabГ­an entrado en un mar diferente.

"Es el Mar de los Dragones", dijo Reece, que estaba junto a Г©l, mirando tambiГ©n con asombro. "Dicen que es rojo por la sangre de sus vГ­ctimas".

Thor mirГі hacia abajo. HacГ­a burbujas en ciertos lugares y a lo lejos, emergГ­an del agua, momentГЎneamente, extraГ±as bestias y despuГ©s se sumergГ­an. Ninguna se quedaba el tiempo suficiente para que Г©l pudiera verla bien, pero no querГ­a arriesgarse e inclinarse mГЎs cerca.

Thor dio vuelta y mirГі todo, desorientado. Todo aquГ­, en este lado de la pared de lluvia, parecГ­a tan raro, tan diferente. Incluso hubo una ligera niebla roja en el aire, volando bajo sobre el agua. Г‰l examinГі el horizonte y vio docenas de pequeГ±as islas, dispersas, como piedras rodantes en el horizonte.

Hubo una fuerte brisa y Kolk dio un paso adelante y vociferГі:

“¡LEVANTEN LAS VELAS!”.

Thor saltГі a la acciГіn con todos los chicos alrededor de Г©l, agarrando las cuerdas y elevГЎndolas para atrapar la brisa. Las velas se elevaron y una rГЎfaga de viento las moviГі. Thor sintiГі que el barco se movГ­a mГЎs rГЎpido que nunca debajo de ellos y se dirigieron a las islas.В  El barco se sacudiГі sobre las olas enormes, ondulantes, que se levantaban de la nada, moviГ©ndose suavemente hacia arriba y hacia abajo.

Thor logró abrirse paso hacia la proa, se inclinó contra la borda y se asomó. Reece apareció junto a él, y O’Connor llegó del otro lado. Todos estaban uno junto al otro, y Thor observaba cómo la cadena de islas se acercaba rápidamente. Allí permanecieron en silencio durante mucho tiempo; Thor saboreaba la brisa húmeda mientras su cuerpo se relajaba.

Finalmente, Thor se dio cuenta de que se dirigГ­an a una isla en particular. Se hizo mГЎs grande, y Thor sintiГі un escalofrГ­o al darse cuenta de que habГ­an llegado a su destino.

"Es la Isla de la Niebla", dijo Reece, sorprendido.

Thor la examinГі, maravillado.

Empezó a tomar forma – era rocosa y escarpada, estéril y se extendía varios kilómetros en cada dirección, larga y estrecha, en forma de herradura.

Enormes olas se estrellaban contra sus orillas, rugiendo incluso desde aquГ­, creando enormes rocГ­os de espuma mientras se encontraban con grandes rocas. AllГ­ estaba una franja pequeГ±ita de tierra, mГЎs allГЎ de las rocas y despuГ©s un muro de acantilados que se disparaba hacia el cielo. Thor no veГ­a cГіmo su barco podrГ­a atracar con seguridad.

AdemГЎs de lo extraГ±o de este lugar, una niebla roja permanecГ­a en la isla, como un rocГ­o, brillando en el sol. SintiГі un presagio. Thor pudo sentir algo inhumano, sobrenatural, en este lugar.

"Dicen que ha sobrevivido millones de años", agregó O’Connor. "Es más viejo que el Anillo. Mayor, incluso, que el Imperio".

"Pertenece a los dragones", agregГі Elden, acercГЎndose a Reece.

Mientras Thor miraba, de repente, el segundo sol se desplomГі en el cielo; en momentos el dГ­a iba de brillante y soleado a casi el atardecer, el cielo estaba pintado de rojos y pГєrpuras.В  No lo podГ­a creer: nunca habГ­a visto el sol moverse tan rГЎpido. Se preguntaba quГ© otra cosa era diferente en esta parte del mundo.

"ВїUn dragГіn vive en esta isla?, preguntГі Thor.

Elden meneГі la cabeza.

"No, dicen que vive cerca. Dicen que la niebla roja se debe al aliento de un dragГіn. Respira por la noche en una isla vecina, y el viento lo lleva y cubre la isla durante el dГ­a".

Thor oyГі un ruido repentino; al principio parecГ­a un retumbo, un trueno, largo y bastante fuerte como para sacudir el bote. Krohn, aГєn en su camisa, agachГі la cabeza y gimiГі.

Todos los demГЎs se giraron y Thor se volviГі tambiГ©n y observГі; en algГєn lugar del horizonte pensГі que podГ­a ver el contorno dГ©bil de las llamas lamiendo la puesta del sol, despuГ©s desapareciendo en un humo negro, como un pequeГ±o volcГЎn en erupciГіn.

"Es el dragГіn", dijo Reece. "Ahora estamos en su territorio".

Thor tragГі saliva, asombrado.

"Pero entonces, ВїcГіmo podemos estar seguros aquГ­?", preguntГі O' Connor.

"No estarГЎn seguros en ningГєn lugar", resonГі una voz.

Thor girГі para ver a Kolk allГ­ parado, con las manos en la cadera, mirando el horizonte sobre sus hombros.

"Ese es el motivo de Los Cien, vivir con el riesgo de la muerte cada dГ­a. Esto no es un ejercicio. El dragГіn vive cerca, y no hay nada que le impida atacar. Es probable que no lo haga, porque Г©l cuida celosamente su tesoro en su propia isla, y a los dragones no les gusta dejar su tesoro desprotegido. Pero escucharГЎn sus rugidos y verГЎn sus llamas por la noche. Y si lo hacemos enojar de alguna manera, no saben lo que podrГ­a suceder".

Thor escuchГі otro retumbo, observГі otra rГЎfaga de fuego en el horizonte y vio cГіmo se acercaban mГЎs y mГЎs a la isla, con las olas estrellГЎndose contra ella. Г‰l mirГі los empinados acantilados, una pared de roca y se preguntГі cГіmo serГ­a si alguna vez llegaran a la cima, a tierra plana y seca.

"Pero no veo un muelle dГіnde atracar un barco", dijo Thor.

"Eso serГ­a demasiado fГЎcil", dijo Kolk.

"¿Entonces cómo llegaremos a la isla?", preguntó O’Connor.

Kolk sonrГ­o, con una sonrisa malvada.

"Nadando", dijo.

Por un momento, Thor se preguntaba si estaba bromeando; pero luego se dio cuenta, por la mirada en su cara que no era asГ­. Thor tragГі saliva.

"ВїNadando?", Reece repitiГі, incrГ©dulo.

"ВЎEsas aguas estГЎn repletas de criaturas!", dijo Elden.

"Oh, eso es lo de menos", continuГі diciendo Kolk. "Las mareas son traicioneras; los remolinos los jalarГЎn hacia abajo; las olas los estrellarГЎn en esas piedras escarpadas; el agua estarГЎ caliente; y si logran ir mГЎs allГЎ de las rocas, tendrГЎn que encontrar una forma de escalar los acantilados, para llegar a tierra firme. Si las criaturas marinas no los atrapan primero. Bienvenidos a su nuevo hogar".

Thor se quedГі ahГ­ parado, con los demГЎs, cerca de la borda, mirando hacia al mar de espuma debajo de Г©l. El agua se arremolinaba debajo de Г©l como un ser viviente, la marea se volvГ­a mГЎs fuerte a cada segundo, moviendo el barco, haciendo mГЎs difГ­cil mantener su equilibrio. Abajo, las aguas enfurecidas, se agitaban, en un rojo brillante que parecГ­a contener la sangre del mismo infierno. Lo peor de todo, como Thor observГі de cerca, es que las aguas estaban agitadas cada pocos metros hacia la superficie de otro monstruo del mar, elevГЎndose, chasqueando sus dientes largos, luego sumergiГ©ndose.

Su barco repentinamente bajГі el ancla, lejos de la orilla, y Thor tragГі saliva. Г‰l mirГі las rocas que enmarcaban la isla y se preguntaba cГіmo le harГ­an para ir de aquГ­ para allГЎ. El choque de las olas se hacГ­a mГЎs fuerte a cada segundo, haciendo que los demГЎs tuvieran que gritar para ser escuchados.

Al mirar, bajaron varios botes pequeГ±os al agua, luego fueron guiados por los comandantes, lejos del barco, a unos 27 metros. No lograrГ­an llegar tan fГЎcilmente, tendrГ­an que nadar para llegar a ellos.

De solo pensarlo, Thor sintiГі nГЎuseas.

"ВЎSALTEN!", gritГі Kolk.

Por primera vez, Thor sintiГі miedo. Se preguntГі si eso lo hacГ­a menos miembro de la LegiГіn, menos guerrero. Г‰l sabГ­a que los guerreros deberГ­an ser valientes en todo momento, pero tuvo que reconocer a sГ­ mismo que ahora sentГ­a miedo. Odiaba el hecho de temer, y deseaba que pudiera ser de otra manera. Pero temГ­a.

Pero cuando Thor mirГі a su alrededor y vio los rostros aterrados de los otros chicos; se sintiГі mejor. A su alrededor, los chicos estaban parados cerca de la borda, congelados de miedo, mirando las aguas. Un chico en particular estaba tan asustado que temblaba. Era el chico del dГ­a de los escudos, el que habГ­a tenido miedo, que habГ­a sido obligado a dar vueltas.

Kolk debe haberlo intuido, porque cruzГі el barco hacia Г©l. Kolk parecГ­a espontГЎneo mientras el viento echaba hacia atrГЎs su cabello, haciendo muecas mientras caminaba, pareciendo listo para conquistar la propia naturaleza. Se acercГі a su lado y frunciГі mГЎs el ceГ±o.

"¡SALTA!”, gritó Kolk.

"ВЎNo!" respondiГі el muchacho. "ВЎNo puedo! ВЎNo voy a hacerlo! ВЎYo no sГ© nadar! ВЎLlГ©veme a casa!

Kolk se acercГі al muchacho, ya que empezaba a alejarse de la borda, lo agarrГі por la parte trasera de su camisa y lo levantГі del suelo.

"ВЎEntonces aprenderГЎs a nadar!", Kolk gruГ±Гі, y luego, ante la incredulidad de Thor, lanzГі al muchacho por la borda.

El muchacho saliГі volando por el aire, gritando, mientras se desplomaba unos 4.5 metros hacia el mar con espuma. AterrizГі con un chapoteo, despuГ©s flotГі hacia la superficie, agitГЎndose, tratando de respirar.

"ВЎAUXILIO!", gritГі Г©l.

"ВїCuГЎl es la ley primera de la LegiГіn?", gritГі Kolk, volteando a ver a los demГЎs chicos en el barco, ignorando al muchacho que estaba en el agua.

Thor estaba poco consciente de la respuesta correcta, pero tambiГ©n estaba muy distraГ­do por la visiГіn del muchacho, ahogГЎndose por debajo, para responder.

"ВЎPara ayudar a un miembro de la LegiГіn en necesidad!", Elden gritГі.

"ВїY estГЎ necesitado?" Kolk gritГі, seГ±alando al muchacho.

El chico levantГі sus brazos, subiendo y bajando del agua y los otros chicos estaban parados en cubierta, mirando, todos estaban demasiado asustados para lanzarse al agua.

En ese momento, algo raro le pasó a Thor. Al centrarse en el muchacho que se ahogaba, todo lo demás quedó atrás. Thor ya no pensaba en sí mismo. El hecho de que podría morir nunca pasó por su mente. El mar, los monstruos, las mareas… todo se desvanecía. En lo único que podía pensar era en rescatar a alguien.

Thor se acercГі a la amplia borda, doblГі sus rodillas y sin pensarlo, saltГі alto en el aire, de cara hacia el rojo burbujeante de las aguas que estaban abajo.




CAPГЌTULO CINCO


Gareth se sentó en el trono de su padre en el Gran Salón, frotándose las manos a lo largo de sus brazos suaves, de madera y mirando la escena ante él: miles de súbditos estaban atiborrados en la sala, la gente se reunía desde todos los rincones de El Anillo para ver este evento una vez en la vida, para ver si él podría esgrimir la Espada de la Dinastía. A ver si él era El Elegido. Desde que su padre era joven, la gente no había tenido la oportunidad de presenciar que se blandiera – y nadie parecía querer perdérselo. La emoción estaba en el aire, como una nube.

Gareth estaba entumecido, ante la expectativa.

Mientras veГ­a que la sala continuaba llenГЎndose, mГЎs y mГЎs personas estaban adentro, atiborradas, comenzГі a preguntarse si los asesores de su padre habГ­an tenido razГіn, si en efecto, habГ­a sido una mala idea blandirla en el Gran SalГіn y permitir la entrada al pГєblico. Le habГ­an instado a intentarlo en la pequeГ±a y privada CГЎmara de la Espada; le habГ­an dicho que si fracasaba, pocas personas lo presenciarГ­an. Pero Gareth no confiaba en la gente de su padre; sentГ­a mГЎs confianza en sГ­ mismo que en la vieja guardia de su padre, y querГ­a que todo el reino presenciara su logro, para que fueran testigos de que Г©l era El Elegido, en cuanto ocurriera. Г‰l habГ­a querido que el momento quedara grabado en el tiempo. El momento en que su destino habГ­a llegado.

Gareth había entrado en la habitación, con estilo, se pavoneaba acompañado por sus asesores, llevaba su corona y su manto, empuñando su cetro—él quería que todos supieran que él, no su padre, era el verdadero rey, el verdadero MacGil. Como esperaba, no le había tomado mucho tiempo sentir que este era su castillo, que estos eran sus súbditos. Quería que su pueblo lo sintiera ahora, que esta demostración de poder fuera vista por todos. Después de hoy, todos sabrían con certeza que era el único y verdadero rey.

Pero ahora que Gareth estaba ahГ­ sentado, solo, en el trono, mirando a las clavijas de hierro vacГ­as, al centro de la habitaciГіn en la que se colocarГ­a la espada, iluminado por un rayo de luz del sol que provenГ­a del techo, no estaba tan seguro. La gravedad de lo que estaba a punto de hacer le pesГі; serГ­a un paso irreversible, y no habГ­a marcha atrГЎs. ВїQuГ© pasarГ­a si, en efecto, fracasaba? IntentГі borrarlo de su mente.

La enorme puerta se abriГі con un crujido en el otro extremo de la habitaciГіn, y con un silencio de emociГіn, todos en la sala callaron, ante la expectativa. Entraron marchando una docena de las manos mГЎs fuertes de la corte, sosteniendo la espada entre ellos, todos haciendo un esfuerzo con su peso. Seis hombres estaban parados a cada lado, marchando lentamente, dando un paso a la vez, llevando la espada hacia su lugar de reposo.

El corazón de Gareth se aceleró al verla acercarse. Por un breve momento, vaciló su confianza—si estos doce hombres, más grandes que cualquiera que hubiera visto, apenas podían sostenerla, ¿qué oportunidad había para él? Pero trató de borrar esos pensamientos de su mente—después de todo, la espada se trataba del destino, no de fuerza. Y se obligó a recordar que era su destino estar aquí, ser el primogénito de los MacGil, que sería rey. Buscó a Argon entre la multitud; por alguna razón tuvo un repentino e intenso deseo de buscar su consejo. Este era el momento en que más lo necesitaba. Por alguna razón, no podía pensar en nadie más. Pero por supuesto, él no se encontraba.

Finalmente, la docena de hombres llegГі al centro de la sala, llevando la espada hacia la luz del sol, y la colocaron en las puntas de hierro. CayГі con un ruido metГЎlico reverberante, el sonido viajaba en ondas por toda la habitaciГіn. El cuarto quedГі totalmente en silencio.

La gente instintivamente se separГі, abriendo paso para que Gareth caminara e intentara izarla.

Gareth lentamente se levantГі de su trono, saboreando el momento, saboreando toda la atenciГіn. PodГ­a sentir todos los ojos sobre Г©l. SabГ­a que este momento nunca se repetirГ­a, cuando el reino entero lo observara completamente, intensamente, analizando cada movimiento que hacГ­a. HabГ­a vivido este momento tantas veces en su mente desde que Г©l era niГ±o, y ahora habГ­a llegado. QuerГ­a ir despacio.

BajГі los escalones del trono, uno a uno, saboreando cada paso. Caminaba por la alfombra roja, sintiendo la suavidad debajo de sus pies, acercГЎndose mГЎs y mГЎs hacia el remiendo de luz del sol, hacia la espada. Mientras caminaba, era como entrar en un sueГ±o. Se sentГ­a fuera de sГ­ mismo. Una parte de Г©l sentГ­a como si hubiera caminado por esta alfombra muchas veces antes, habiendo izado la espada un millГіn de veces en sus sueГ±os. Lo hacГ­a sentir que estaba destinado a levantarla, que caminaba hacia su destino.

Vio cГіmo sucederГ­a en su mente: caminarГ­a con audacia, y estirarГ­a una sola mano y mientras sus sГєbditos se inclinaban, Г©l repentina y dramГЎticamente la levantarГ­a sobre su cabeza. Todos jadearГ­an y se arrodillarГ­an bajando la cabeza y lo declararГ­an El Elegido, el rey mГЎs importante de los MacGil que alguna vez habГ­a gobernado, el que gobernarГ­a para siempre. Todos llorarГ­an de gusto al verlo. Se encogerГ­an de miedo ante Г©l. AgradecerГ­an a Dios haber vivido en esta vida para presenciarlo. Lo adorarГ­an como a un dios.

Gareth se acercГі a la espada, a pocos centГ­metros y sintiГі que temblaba por dentro. Al entrar hacia la luz del sol, aunque habГ­a visto la espada muchas veces antes, se sintiГі sorprendido por su belleza. A Г©l nunca se le habГ­a permitido acercarse tanto, y lo sorprendiГі. Fue intenso. Con una cuchilla larga brillante, hecha de un material que nadie habГ­a descifrado, tenГ­a la empuГ±adura mГЎs adornada que alguna vez habГ­a visto, envuelta en un paГ±o fino, de seda, con incrustaciones de joyas de todo tipo y blasonada con el escudo del halcГіn. Cuando dio un paso mГЎs, pasando sobre ella, sintiГі la poderosa energГ­a que Г©sta irradiaba. ParecГ­a palpitar. Apenas podГ­a respirar. En un momento estarГ­a en la palma de su mano. Muy por encima de su cabeza. Brillando en la luz del sol para que todo el mundo lo viera.

Г‰l, Gareth, El Grandioso.

Gareth extendiГі la mano derecha y la colocГі en la empuГ±adura, cerrando lentamente sus dedos alrededor de ella, sintiendo cada joya, cada contorno al asirla, electrificado. Una intensa energГ­a irradiaba a travГ©s de la palma de su mano, su brazo, a travГ©s de su cuerpo. Fue muy distinto a todo lo que habГ­a sentido en su vida. Г‰ste era su momento. Su momento para toda la vida.

Gareth no se arriesgarГ­a: estirГі el brazo y tambiГ©n puso la otra mano en la empuГ±adura. CerrГі sus ojos, respiraba con dificultad.

Si agrada a los dioses, por favor, permГ­tanme levantar esto. Denme una seГ±al. MuГ©strenme que soy el rey. MuГ©strenme que estoy destinado a gobernar.

Gareth orГі en silencio, esperando una respuesta, una seГ±al, de cuГЎndo era el momento perfecto. Pero pasaron los segundos, un total de diez segundos, todo el reino observaba y no escuchГі nada.

Entonces, de repente, vio el rostro de su padre, frunciendo el ceГ±o hacia Г©l.

Gareth abriГі los ojos lleno de terror, queriendo borrar la imagen de su mente. Su corazГіn latГ­a aceleradamente, y sintiГі que era un terrible presagio.

Era ahora o nunca.

Gareth se inclinГі, y con todas sus fuerzas, intentГі levantar la espada. LuchГі con todo lo que tenГ­a, hasta que su cuerpo entero se estremeciГі, convulsionado.

La espada no se moviГі. Era como intentar mover los cimientos de la tierra.

Gareth lo intentГі con mГЎs y mГЎs fuerza. Finalmente, estaba gimiendo y gritando visiblemente.

Momentos mГЎs tarde, se desplomГі.

La hoja no se habГ­a movido un centГ­metro.

Un jadeo de sorpresa se extendiГі por toda la sala, mientras Г©l caГ­a al suelo. Varios asesores corrieron en su ayuda, comprobando si estaba bien, y violentamente los empujГі. Avergonzado, se detuvo tratando de levantarse por sГ­ mismo.

Humillado, Gareth mirГі alrededor hacia sus sГєbditos, a ver cГіmo lo verГ­an ahora.

Ya se habГ­an dado la vuelta, se estaban yendo de la habitaciГіn.

Gareth podГ­a ver la decepciГіn en sus rostros, podГ­a ver que Г©l era sГіlo otro fallido espectГЎculo ante sus ojos. Ahora todos sabГ­an, todos y cada uno de ellos, que no era su verdadero rey. No era el MacGil destinado y escogido. No era nada. Un prГ­ncipe que habГ­a usurpado el trono.

Gareth sintiГі que ardГ­a de vergГјenza. Nunca se habГ­a sentido mГЎs solo que en ese momento. Todo lo que habГ­a imaginado, desde que era niГ±o, habГ­a sido una mentira. Un delirio. Г‰l habГ­a creГ­do en su propia fГЎbula.

Y Г©sta lo habГ­a aplastado.




CAPГЌTULO SEIS


Gareth caminaba en su habitaciГіn, con su mente aturdida, sorprendiГі por su incapacidad para izar la espada, tratando de procesar las consecuencias. Se sentГ­a entumecido. No podГ­a creer cГіmo habГ­a sido tan tonto para intentar levantar la espada, la Espada de la DinastГ­a, que ningГєn MacGil habГ­a podido izar durante siete generaciones. ВїPor quГ© pensГі que podГ­a ser mejor que sus antepasados? ВїPor quГ© habГ­a supuesto que Г©l serГ­a diferente?

Г‰l debiГі haberlo sabido. DebiГі ser cauteloso, nunca deberГ­a haberse sobreestimado. DeberГ­a haber estado contento con simplemente tener el trono de su padre. ВїPor quГ© tuvo que presionar?

Ahora todos sus sГєbditos sabГ­an que no era El Elegido; ahora su gubernatura podrГ­a verse estropeada por esto; ahora tendrГ­an mГЎs motivos para sospechar que Г©l era el causante de la muerte de su padre. Vio que todo el mundo lo miraba diferente, como si fuera un fantasma andando, como si ya se estuvieran preparando para el siguiente rey.

Peor que eso, por primera vez en su vida, Gareth se sentГ­a inseguro de sГ­ mismo. Toda su vida, habГ­a visto claramente su destino. Estaba seguro de que Г©l estaba destinado a tomar el lugar de su padre para gobernar y para empuГ±ar la espada. Su confianza habГ­a sido sacudida hasta la mГ©dula. Ahora no estaba seguro de nada.

Lo peor de todo, no podГ­a evitar ver esa imagen del rostro de su padre, justo antes de que Г©l la levantara. ВїEsa habГ­a sido su venganza?

"Bravo", dijo una voz lenta y sarcГЎstica.

Gareth se dio la vuelta, sorprendido de que alguien estuviera con Г©l en esa habitaciГіn.

ReconociГі la voz al instante; era una voz con la que estaba muy familiarizado desde hacГ­a aГ±os, y a quien habГ­a llegado a despreciar. Era la voz de su esposa.

Helena.

AllГ­ estaba ella, en un rincГіn de la habitaciГіn, observГЎndolo mientras ella fumaba su pipa de opio. Inhalaba profundamente, sostenГ­a, y lentamente exhalaba. Sus ojos estaban inyectados de sangre, y Г©l pudo ver que habГ­a estado fumando demasiado tiempo.

"ВїQuГ© haces aquГ­?" preguntГі Г©l.

"Esta es mi habitación nupcial después de todo", respondió ella. "Puedo hacer lo que quiera aquí. Yo soy tu esposa y tu reina. No lo olvides. Yo gobierno este reino tanto como tú. Y después de tu debacle de hoy, yo usaría el término gobernar, libremente, sin duda”.

La cara de Gareth se sonrojГі. Helena habГ­a tenido siempre una forma de darle un golpe bajo, y en el momento mГЎs inoportuno. Г‰l la detestaba mГЎs que a cualquier mujer en su vida. DifГ­cilmente podrГ­a concebir que Г©l hubiera accedido a casarse con ella.

"ВїEso crees?", espetГі Gareth, girando y dirigiГ©ndose hacia ella, echando humo. "Olvidas que soy el rey, desgraciada, y que podrГ­a encarcelarte, como a cualquiera en mi reino, seas mi esposa o no".

Se riГі de Г©l, con un resoplido burlГіn.

"ВїY luego quГ©?", espetГі ella.

"ВїTus nuevos sГєbditos saben acerca de tu sexualidad? No, lo dudo mucho. No en el mundo intrigante de Gareth. No en la mente del hombre que se preocupa mГЎs que nadie de cГіmo la gente lo percibe".

Gareth se detuvo delante de ella, al darse cuenta de que tenГ­a una forma de ver a travГ©s de Г©l, que le molestaba hasta decir basta. Г‰l entendiГі su amenaza y se dio cuenta de que discutir con ella no servirГ­a de nada. AsГ­ que se quedГі ahГ­, en silencio, esperando, con sus puГ±os apretados.

"ВїQuГ© es lo que quieres?" dijo lentamente, tratando de controlarse a sГ­ mismo para no hacer algo precipitado.

"No habrГ­as venido, a menos que quisieras algo".

Ella riГі, con una risa burlona.

"Voy a tomar lo que se me antoje. No he venido a pedirte nada. MГЎs bien vine a decirte una cosa: todo tu reino ha sido testigo de tu inhabilidad para levantar la espada. ВїDГіnde quedamos con eso?".

"ВїQuedamos?" preguntГі Г©l, intrigado de hacia dГіnde se dirigГ­a ella con eso.

"La gente sabe ahora lo que yo siempre he sabido: que eres un fracasado. Que no eres El Elegido. Felicitaciones. Al menos ahora es oficial".

Г‰l frunciГі el ceГ±o nuevamente.

"Mi padre no pudo blandir la espada. Eso no le impidiГі gobernar efectivamente como rey".

"Pero afectГі su reinado", espetГі ella. "Cada momento de Г©l".

"Si" eres tan infeliz con mis inhabilidades”, dijo Gareth furioso, "¿por qué no te vas de este lugar? ¡Déjame! Deja nuestra parodia de matrimonio. Ahora yo soy el rey. Ya no te necesito".

"Me alegro de que plantearas ese punto", dijo ella, "porque esa es precisamente la razón por la que vine.  Quiero terminar nuestro matrimonio oficialmente. Quiero el divorcio. Hay un hombre al que amo. Un hombre de verdad. De hecho, es uno de sus caballeros. Es un guerrero. Estamos enamorados, es un amor verdadero. Diferente a cualquier amor que haya tenido. Divórciate de mí, para que pueda dejar de mantener esto en secreto. Quiero que nuestro amor sea público. Quiero casarme con él”.

Gareth la mirГі fijamente, sorprendido, sintiГ©ndose hueco, como si una daga hubiera sido sumida en su pecho. ВїPor quГ© Helena tenГ­a que salir a la superficie? ВїPor quГ© ahora, de todos los tiempos? Era demasiado para Г©l. SentГ­a como si el mundo entero le diera de patadas mientras estaba en el suelo.

A pesar de sГ­ mismo, Gareth se sorprendiГі al darse cuenta de que sentГ­a algo por Helena, porque cuando Г©l oyГі las palabras exactas de ella, pidiГ©ndole el divorcio, algo lo moviГі por dentro. Le molestГі. A pesar de sГ­ mismo, le hizo darse cuenta de que no querГ­a divorciarse de ella. Si Г©l lo dijera, era una cosa; pero viniendo de ella, era distinto. No querГ­a que ella se saliera con la suya, y no tan fГЎcilmente.

Sobre todo, se preguntaba cГіmo un divorcio influirГ­a en su reinado. Un rey divorciado levantarГ­a demasiadas preguntas. Y a pesar de sГ­ mismo, se hallaba celoso de ese caballero. Y resentido de que ella le embarrara en la cara su falta de hombrГ­a. QuerГ­a vengarse. De los dos.

"No puedes tenerlo", dijo él. "Estás atada a mí. Serás mi esposa para siempre. Nunca te dejaré libre. Y si alguna vez me encuentro con ese caballero con el que me estás engañando, voy a hacer que lo torturen y ejecuten”.

Helena lo vio con cara amenazante.

"¡Yo no soy tu esposa! Tú no eres mi esposo. Tú no eres un hombre. La nuestra es una unión impía. Así ha sido desde el primer día. Era una sociedad arreglada por el poder. Todo esto me da asco – siempre ha sido así. Y ha arruinado mi única oportunidad de realmente estar casada".

Respiraba, aumentando su furia.

"Me darГЎs el divorcio, o voy a revelar a todo el reino el tipo de hombre que eres. TГє decides".

Con eso Helena le dio la espalda, atravesГі la habitaciГіn y saliГі por puerta abierta, sin molestarse en cerrarla detrГЎs de ella.

Gareth estaba solo en la cГЎmara de piedra, escuchando el eco de sus pasos y sintiendo un escalofrГ­o en cuerpo que no podГ­a quitarse. ВїHabГ­a algo estable a lo que se podГ­a sostener?

Mientras Gareth estaba ahГ­ parado, temblando, viendo la puerta abierta, se sorprendiГі al ver a alguien entrar por ella. Apenas habГ­a tenido tiempo para registrar su conversaciГіn con Helena, para procesar todas sus amenazas, cuando llegГі un rostro familiar. Firth. El rebote habitual de su caminar habГ­a desaparecido cuando entrГі en el cuarto con vacilaciГіn, con una mirada de culpa en su rostro.

"ВїGareth?" preguntГі pareciendo inseguro.

Firth lo mirГі, con los ojos bien abiertos, y Gareth pudo ver lo mal que sentГ­a. DeberГ­a sentirse mal, pensГі Gareth.В  DespuГ©s de todo, era Firth quien le hizo empuГ±ar la espada, quien finalmente lo convenciГі, quien le habГ­a hecho pensar que valГ­a mГЎs de lo que era. Sin el susurro de Firth, ВїquiГ©n lo sabГ­a? Tal vez Gareth ni siquiera habrГ­a intentado empuГ±arla.

Gareth se volviГі hacia Г©l, echando humo. En Firth finalmente encontrГі un objeto al cual dirigir toda su ira. DespuГ©s de todo, Firth habГ­a sido quien matГі a su padre. Era Firth, ese estГєpido mozo de cuadra, quien le metiГі en este lГ­o para empezar. Ahora era sГіlo otro fallido sucesor al linaje MacGil.

"Te odio", dijo Gareth furioso. "ВїQuГ© hay de tus promesas ahora? ВїQuГ© hay de la seguridad que tenГ­a que yo podrГ­a blandir la espada?".

Firth tragГі saliva, pareciendo muy nervioso. Se quedГі sin habla. Obviamente, no tenГ­a nada que decir.

"Lo siento, mi seГ±or", dijo Г©l. "Me equivoquГ©".

"Te equivocaste sobre un montГіn de cosas", Gareth espetГі.

Sin duda, mientras Gareth más pensaba en ello, más se daba cuenta de lo mal que había estado Firth. De hecho, si no fuera por Firth, su padre aún estaría vivo hoy—y Gareth no estaría en ninguno de estos desastres. El peso de la realeza no estaría en su cabeza, todas estas cosas no irían mal. Gareth anhelaba los días sencillos, cuando no era rey, cuando su padre estaba vivo. Sintió un repentino deseo de regresar a esos días, a la manera como eran las cosas antes. Pero no podía. Y Firth tenía la culpa de todo esto.

"ВїQuГ© haces aquГ­?", presionГі Gareth.

Firth aclarГі su garganta, evidentemente nervioso.

"He oído… rumores… susurros de los sirvientes que hablan. Dicen que tu hermano y tu hermana están haciendo preguntas. Los han visto en donde trabajan los sirvientes. Examinando el conducto de residuos buscando el arma homicida. La daga que utilicé para matar a tu padre".

Gareth sintiГі un escalofrГ­o al escuchar sus palabras. Estaba paralizado de asombro y de temor. ВїPodrГ­a empeorar el dГ­a?

AclarГі su garganta.

"ВїY quГ© encontraron?", preguntГі Г©l, sintiendo su garganta seca, las palabras apenas escapaban.

Steffen meneГі la cabeza.

"No sГ©, mi seГ±or. Todo lo que sГ© es que sospechan algo".

Gareth sentГ­a un odio renovado hacia Firth, que no sabГ­a que era capaz de sentir. Si no fuera por su torpeza, si hubiera desechado el arma correctamente, no estarГ­a en esta posiciГіn. Firth le habГ­a dejado vulnerable.

"SГіlo voy a decirlo una vez", dijo Gareth, acercГЎndose a Firth, con la mirada mГЎs firme que pudo tener. "No quiero verte nunca mГЎs. ВїMe entiendes? AlГ©jate de mi presencia y nunca regreses. Te voy a relegar a una posiciГіn muy lejos de aquГ­. Y si alguna vez vuelves a poner un pie en los muros de este castillo, te aseguro que harГ© que te arresten.

"ВЎAHORA, VETE!", gritГі Gareth.

Firth, con los ojos llenos de lГЎgrimas, se dio vuelta y saliГі corriendo de la habitaciГіn; sus pasos resonaban mucho despuГ©s de haberse alejado del pasillo.

Gareth regresГі a pensar en la espada, en su intento fallido. No podrГ­a evitar sentir que habГ­a puesto en marcha una gran calamidad para sГ­ mismo. SentГ­a como si se hubiera lanzado desde un acantilado, y que de ahora en adelante, sГіlo enfrentarГ­a su descenso.

Se quedГі allГ­, arraigado al suelo, en el silencio reverberante, en la habitaciГіn de su padre, temblando, preguntando quГ© habГ­a puesto en marcha. Nunca se habГ­a sentido tan solo, tan inseguro de sГ­ mismo.

ВїEsto era lo que significaba ser rey?


*

Gareth corriГі por la escalera espiral de piedra, piso tras piso, apresurГЎndose hacia los parapetos superiores del castillo. Necesitaba aire fresco. Necesitaba tiempo y espacio para pensar. Necesitaba un sitio con vista privilegiada de su reino, una oportunidad para ver su corte, a su pueblo y para recordar que todo esto era suyo. Que, a pesar de todos los eventos del dГ­a que parecГ­an una pesadilla, Г©l, despuГ©s de todo, todavГ­a era el rey.

Gareth habГ­a despedido a sus asistentes y corriГі solo, piso tras piso, respirando con dificultad. Se detuvo en uno de los pisos, inclinado para recuperar el aliento. Las lГЎgrimas caГ­an por sus mejillas. VeГ­a la cara de su padre, regaГ±ГЎndolo a cada paso.

"ВЎTe odio!", gritГі al vacГ­o.

PodrГ­a haber jurado que escuchГі una risa burlona. La risa de su padre.

Gareth necesitaba alejarse de ahГ­. Se volviГі y siguiГі corriendo, corriendo, hasta que finalmente llegГі a la cima. SaliГі intempestivamente por la puerta, y el aire fresco le golpeГі en la cara.

RespirГі profundo, recuperando su aliento, deleitГЎndose con el sol, en la brisa cГЎlida. Se quitГі su manto, el manto de su padre y lo lanzГі hacia el suelo. HabГ­a demasiado calor, y no querГ­a usarlo ya.

Г‰l corriГі hasta el borde del parapeto, poniendo las manos sobre la pared de piedra, jadeando, mirando hacia abajo de su corte. PodГ­a ver a la multitud interminable, saliendo del castillo. SalГ­an de la ceremonia. Su ceremonia. Casi podГ­a sentir su decepciГіn desde ahГ­. Se veГ­an tan pequeГ±os. Se maravillГі que todos estuvieran bajo su control.

Pero Вїpor cuГЎnto tiempo?

“Los reinados son algo graciosos”, dijo la voz de un anciano.

Gareth giró y vio parado, para su sorpresa, a Argon, a unos metros de él, usando un manto blanco y una capucha y sosteniendo su vara. Lo miró con una sonrisa en la comisura de sus labios—sin embargo, sus ojos no sonreían. Brillaban, lo miraba con firmeza, y pusieron de nervios a Gareth. Vieron demasiado.

HabГ­a tantas cosas que Gareth habГ­a querido decirle a Argon, quГ© preguntarle. Pero ahora que ya habГ­a fallado en blandir la espada, no podГ­a recordar una sola.

“¿Por qué no me dijiste?”, le dijo Gareth, con desesperación en su voz. "Debiste haberme dicho que no iba a blandirla. Podrías haberme ahorrado la vergüenza".

"ВїY por quГ© habrГ­a de hacerlo?", preguntГі Argon.

Gareth frunciГі el ceГ±o

"No eres un verdadero consejero del rey", dijo Г©l. "HabrГ­as aconsejado a mi padre con la verdad. Pero no a mГ­".

"QuizГЎs Г©l merecГ­a un consejo honesto", respondiГі Argon.

La furia de Gareth se hizo mayor. Odiaba a este hombre. Y lo culpГі.

"No te quiero a mi alrededor", dijo Gareth. "No sГ© por quГ© mi padre te contratГі, pero no te quiero que en la corte del rey".

Argon riГі, con un sonido hueco, que daba miedo.

"Tu padre no me contratГі, tonto", dijo Г©l. "Ni el padre Г©l. Yo tenГ­a que estar aquГ­. De hecho, podrГ­a decirse que yo los contratГ© a ellos".

Argon de repente dio un paso hacia adelante y parecГ­a como si Г©l estuviera mirando el alma de Gareth.

"¿Se puede decir lo mismo de ti?", preguntó Argon. “¿Tenías que estar aquí?”

Sus palabras tocaron una fibra sensible en Gareth, y sintiГі un escalofrГ­o. Era lo mismo que Gareth se habГ­a estado preguntando a sГ­ mismo. Gareth se preguntaba si era una amenaza.

"El que reina por sangre gobernarГЎ por sangre", proclamГі Argon, y con esas palabras, rГЎpidamente le dio la espalda y comenzГі a alejarse.

"ВЎEspera!", gritГі Gareth, ya no queriendo que se fuera, pues necesitaba respuestas. "ВїQuГ© quisiste decir con eso?".

Gareth no pudo evitar sentir que Argon le estaba dando un mensaje; que no gobernarГ­a por mucho tiempo. Necesitaba saber si eso era lo que Г©l habГ­a querido decir.

Gareth corriГі tras Г©l, pero al acercarse, ante sus ojos, Argon desapareciГі.

Gareth se dio la vuelta, mirГі a su alrededor, pero no vio nada. SГіlo escuchГі una risa hueca, en algГєn lugar en el aire.

"ВЎArgon!", gritГі Gareth.

Se volviГі de nuevo, entonces mirГі al cielo, hincГЎndose en una rodilla y echando atrГЎs la cabeza. Г‰l gritГі:

"ВЎARGON!".




CAPГЌTULO SIETE


Erec marchaba junto con el Duque, Brandt y docenas de personas del sГ©quito del Duque, a travГ©s de las callejuelas de Savaria, crecГ­a la multitud a medida que caminaban hacia la casa de la sirvienta. Erec habГ­a insistido en conocerla sin demora, y el Duque querГ­a llevarlo personalmente. Y a donde el duque iba, iban todos. Erec mirГі a su alrededor al enorme y creciente sГ©quito y se sintiГі avergonzado, al darse cuenta de que llegarГ­a a la morada de esa chica con docenas de personas.

Desde que la habГ­a visto por primera vez, Erec no habГ­a podido pensar en otra cosa.

ВїQuiГ©n era esa chica?, se preguntaba. ParecГ­a tan noble, Вїpero trabajaba como funcionario en la corte del duque? ВїPor quГ© ella huyГі de Г©l tan apresuradamente? ВїPor quГ©, en todos sus aГ±os, con todas las mujeres reales que habГ­a conocido, era la Гєnica que habГ­a conquistado su corazГіn?

Estar cerca de la realeza toda su vida, siendo hijo de un rey, Erec pudo detectar la realeza en un instante – y sintió desde el momento en que le vio, que era de una posición mucho más alta que la que estaba ocupando. Estaba ardiendo de curiosidad por saber quién era, de dónde era, qué estaba haciendo ahí. Necesitaba otra oportunidad para poner sus ojos en ella, para ver si él lo había estado imaginando o si todavía sentía lo mismo que antes.

"Mis siervos dicen que vive en las afueras de la ciudad", explicГі el Duque, hablando mientras caminaban. Cuando entraron, la gente por todos lados de las calles abrГ­a sus persianas y miraban hacia abajo, sorprendidos por la presencia del duque y su sГ©quito, en las calles.

"Al parecer, ella fue criada por un tabernero. Nadie sabe su origen, de dГіnde vino. Lo Гєnico que sabГ­an era que llegГі un dГ­a a nuestra ciudad y se convirtiГі en una esclava de ese tabernero. Su pasado, al parecer, es un misterio".

Todos dieron vuelta en otra calle; el adoquГ­n debajo de ellos se torcГ­a mГЎs cada vez; las pequeГ±as viviendas estaban mГЎs cerca una de la otra y mГЎs destartaladas, conforme iban pasando. El duque aclarГі su garganta.

"La llevГ© como criada a mi corte en ocasiones especiales. Ella es callada, reservada. No se sabe mucho sobre ella. Erec", dijo el Duque, volteando finalmente hacia Г©l, poniendo una mano en su muГ±eca, "ВїestГЎs seguro de esto? Esta mujer, quienquiera que sea, es una plebeya. PodrГ­as elegir a cualquier mujer del reino".

Erec lo mirГі con igual intensidad.

"Debo ver a esta chica otra vez. No me importa quiГ©n sea".

El duque meneГі su cabeza en desaprobaciГіn, y todos continuaron caminando, dando vuelta calle tras calle, pasando por callejuelas serpenteantes y estrechas. Al ir pasando, el barrio de Savaria llegaba a ser incluso mГЎs sГіrdido; las calles estaban llenas de borrachos, repletas de suciedad, gallinas y perros salvajes. Pasaron taberna tras taberna; los gritos de los clientes se escuchaban en las calles. Varios borrachos tropezaron ante ellos, y mientras la noche comenzaba a caer, las calles comenzaron a ser iluminadas por antorchas.

“¡Abran paso al Duque!”, gritó su asistente principal, corriendo hacia adelante y empujando a los borrachos fuera del camino. Calles arriba y abajo, los tipos desagradables se separaban y observaban, asombrados, mientras pasaba el Duque, y Erec junto a él.

Finalmente, llegaron a un pequeГ±o y humilde hostal, construido de estuco, con un techo de tejas, de dos aguas. ParecГ­a como si hubiera unos cincuenta clientes en su taberna inferior, con unas habitaciones arriba para los huГ©spedes. La puerta estaba torcida, una ventana estaba rota y su lГЎmpara de entrada colgaba torcida, con su antorcha parpadeante, la vela demasiado baja. Se escuchaban afuera de las ventanas los gritos de los borrachos, mientras se detenГ­an ante la puerta.

ВїCГіmo podГ­a trabajar una chica tan bonita en un lugar como Г©ste? Erec se preguntaba, horrorizado, cuando escuchГі los gritos y abucheos dentro. Se le rompiГі el corazГіn al pensar en ello, mientras imaginaba la indignidad que ella debГ­a estar sufriendo en ese lugar. No es justo, pensГі. Estaba decidido a rescatarla de Г©l.

"ВїPor quГ© vienes al peor lugar posible para elegir a una novia?", preguntГі el Duque, dirigiГ©ndose a Erec.

Brandt tambiГ©n volteГі a verlo.

"Es tu última oportunidad, amigo mío", dijo Brandt. “Hay un castillo lleno de mujeres reales esperando a que regreses ahí”.

Pero Erec meneГі la cabeza, decidido.

"Abran la puerta", ordenГі.

Uno de los hombres del duque se abalanzГі y la abriГі. El olor a cerveza rancia saliГі en ondas, haciГ©ndolo retroceder,

Adentro, los borrachos estaban encorvados el bar, sentados en mesas de madera, gritando demasiado fuerte, riendo, abucheando y empujГЎndose unos a otros. Eran tipos ordinarios, como pudo ver Erec, con vientres demasiado grandes, las mejillas sin afeitar, con la ropa sucia. Ninguno era guerrero.

Erec se acercГі varios pasos, buscГЎndola en ese lugar. No podГ­a imaginar que una mujer como ella pudiera trabajar en un sitio asГ­. Se preguntГі si tal vez habГ­a ido al lugar equivocado.

"Disculpe, seГ±or, estoy buscando a una mujer", dijo Erec al hombre de pie junto a Г©l: alto y robusto, con una gran barriga, sin afeitar.

"¿En verdad?", gritó el hombre, burlándose. "Bueno, ¡viniste al lugar equivocado! Esto no es un burdel. Aunque hay uno al otro lado de la calle—y dicen que las mujeres son lindas y regordetas!".

El hombre empezГі a reГ­r, muy fuerte, en la cara de Erec, y varios de sus compaГ±eros hicieron lo mismo.

"No busco un burdel", respondió Erec, sin reír, "sino a una sola mujer, que trabaja aquí”.

"Debe referirse entonces a la sirvienta del tabernero", gritó alguien, otro hombre robusto y borracho. "Probablemente está atrás, fregando los pisos. Lástima – ¡ojalá estuviera aquí, en mi regazo!".

Todos los hombres gritaban y reían, abrumados por sus propios chistes y Erec enrojeció de solo imaginarlo. Se sintió avergonzado por ella. Tener que servir a todos esos tipos—era demasiado indignante para verlo.

“¿Y tú quién eres?”, dijo otra voz.

Un hombre se acercГі, mГЎs robusto que los demГЎs, con barba y ojos oscuros, con el ceГ±o fruncido, la mandГ­bula ancha, acompaГ±ado de varios hombres sГіrdidos. TenГ­a mГЎs mГєsculo que grasa, y se acercГі a Erec amenazadoramente, visiblemente territorial.

"ВїEstГЎs intentando robar a mi sirvienta?", preguntГі. "ВЎEntonces vete!".

Г‰l se acercГі y sujetГі a Erec.

Pero Erec, endurecido por aГ±os de entrenamiento, siendo el caballero mГЎs grande del reino, tenГ­a mejores reflejos de lo que este hombre imaginaba. En el momento en que puso sus manos sobre Erec, entrГі en acciГіn, agarrando su muГ±eca e inmovilizГЎndola, girando al hombre con la velocidad del rayo, sujetГЎndolo por la parte trasera de su camisa y empujГЎndolo en la habitaciГіn.

El hombre robusto saliГі volando como bala de caГ±Гіn y sacГі a otros tantos con Г©l, estrellГЎndose todos en el piso del pequeГ±o lugar, como bolos de boliche.

Todos guardaron silencio, y se detuvieron para observar.

"ВЎLUCHEN! ВЎLUCHEN!", corearon los hombres.

El tabernero, aturdido, tropezГі y arremetiГі contra Erec con un grito.

Esta vez Erec no esperГі. Dio un paso adelante para recibir a su atacante, levantГі un brazo y bajГі su codo hacia la cara del hombre, rompiendo su nariz.

El tabernero tropezГі hacia atrГЎs, y luego se derrumbГі, aterrizando en el piso, de espaldas.

Erec dio un paso adelante, lo levantГі, y a pesar de su tamaГ±o, lo alzГі por encima de su cabeza.

Dio varios pasos hacia adelante y lanzГі al hombre, y saliГі volando por el aire, derribando la mitad del salГіn con Г©l.

Todos los hombres en la sala quedaron congelados, parando sus cГЎnticos, guardando silencio, dГЎndose cuenta de que alguien especial estaba entre ellos. El cantinero, sin embargo, de repente llegГі corriendo, con una botella de vidrio sobre su cabeza, apuntando hacia Erec.

Erec lo vio venir y ya tenía su mano sobre su espada—pero antes de que Erec pudiera sacarla, su amigo Brandt dio un paso adelante, al lado de él, sacó un puñal de su cinturón y sostuvo la punta en la garganta del cantinero.

El cantinero corriГі hacia Г©l y se detuvo de repente, la hoja estaba a punto de perforarle la piel.В  Se quedГі allГ­, con los ojos bien abiertos de miedo, sudando, paralizado, con la botella en el aire.В  En el salГіn hubo tanto silencio que se podrГ­a haber oГ­do cГіmo caГ­a un alfiler.

"TГ­rala", ordenГі Brandt.

El cantinero obedeciГі, y la botella se rompiГі en el piso.

Erec sacГі su espada con un retumbo de metal y se acercГі al tabernero, quien yacГ­a gimiendo en el piso y la apuntГі en su garganta.

"SГіlo dirГ© esto una vez", anunciГі Erec.В  "Saca de esta habitaciГіn a toda esta gentuza. Ahora. Exijo una audiencia con la seГ±orita. "A solas".

“¡El Duque!”, gritó alguien.

Todos voltearon a ver y finalmente reconocieron al duque ahГ­ parado, en la entrada, flanqueado por sus hombres. Todos ellos se apresuraron a quitarse sus gorras y bajar sus cabezas.

"Si el salГіn no estГЎ despejado para cuando termine de hablar", anunciГі el Duque, "cada uno de ustedes serГЎ encarcelado de inmediato".

La sala entrГі en un frenesГ­, mientras todos los hombres se las arreglaban para salir, alejГЎndose rГЎpidamente del duque, hacia la fuerte principal, dejando sus botellas de cerveza sin terminar donde estaban.

"Y vete tГє tambiГ©n", dijo Brandt al cantinero, bajando su daga, sujetГЎndolo del cabello y empujГЎndolo hacia la puerta.

La sala, que habГ­a sido tan escandalosa momentos antes, ahora estaba vacГ­a, en silencio, salvo por Erec, Brandt, el duque y una docena de sus hombres mГЎs cercanos. Cerraron la puerta detrГЎs de ellos con un rotundo golpe.

Erec volteГі a ver al tabernero, sentado en el suelo, todavГ­a aturdido, limpiando la sangre de su nariz. Erec lo agarrГі por la camisa, lo izГі con ambas manos y lo sentГі en uno de los bancos vacГ­os.

"Has arruinado mi negocio de esta noche", se quejГі el tabernero. "PagarГЎs por esto".

El duque se adelantГі y le dio una bofetada.

“Puedo hacer que te maten por intentar poner una mano sobre este hombre", lo regañó el duque. "¿No sabes quién es?“.  Es Erec, el mejor caballero del rey, el campeón de Los Plateados. Si quiere, puede matarte ahora".

El tabernero mirГі Erec, y por primera vez, un miedo verdadero cruzГі por su rostro. Casi temblaba en su asiento.

"No lo sabГ­a.В  Usted no dijo quiГ©n era".

"ВїDГіnde estГЎ ella?". Erec exigiГі, impaciente.

“Ella está atrás, fregando la cocina. ¿Qué es lo que quiere con ella? ¿Le robó algo? Ella es sólo otra chica obligada a trabajar de sirvienta".

Erec sacГі su daga y la sostuvo en la garganta del hombre.

"Si vuelves a llamarla 'sirvienta' otra vez", le advirtiГі Erec, puedes estar seguro de que te cortarГ© el cuello.В  ВїEntiendes?", preguntГі con firmeza mientras sostenГ­a la cuchilla contra la piel del hombre.

Los ojos del hombre se inundaron de lГЎgrimas, mientras asentГ­a lentamente.

"TrГЎela aquГ­ y rГЎpido", ordenГі Erec y lo levantГі de un tirГіn y lo empujГі, enviГЎndolo volando por toda la habitaciГіn, hacia la puerta de atrГЎs.

En cuanto se fue el tabernero, hubo un ruido de cacerolas detrГЎs de la puerta, gritos apagados y luego, momentos despuГ©s, la puerta se abriГі y salieron varias mujeres, vestidas con harapos, delantales y gorros, cubiertos de la grasa de la cocina.

HabГ­a tres mujeres mayores, como de sesenta aГ±os, y Erec se preguntГі por un momento si el tabernero sabГ­a de quiГ©n le habГ­a estaba hablando.

Y luego, ella salió—y el corazón de Erec se detuvo.

Apenas podГ­a respirar.В  Era ella.

Llevaba un delantal, cubierto de manchas de grasa y mantuvo la cabeza baja, avergonzada para mirar hacia arriba. Su cabello estaba atado, cubierto con un paño, sus mejillas estaban cubiertas de mugre—y aun así, Erec estaba enamorado de ella. Su piel era tan joven, tan perfecta. Tenía los pómulos altos, cincelados y mandíbula, una pequeña nariz cubierta de pecas y labios carnosos. Tenía una frente amplia, majestuosa y su hermoso cabello rubio caía por debajo del gorro.

Ella lo mirГі, solo por un momento, y sus grandes y maravillosos ojos verdes almendrados, cambiaban a un azul cristalino con la luz y despuГ©s, otra vez, lo mantuvo en su lugar sin moverse. Se sorprendiГі al darse cuenta de que Г©l estaba aГєn mГЎs fascinado por ella, de lo que habГ­a estado cuando la acababa de conocer.

DetrГЎs de ella, saliГі el tabernero, con el ceГ±o fruncido, limpiando aГєn la sangre de su nariz.

La chica caminГі hacia adelante, de manera vacilante, rodeada de todas esas mujeres mayores, hacia Erec e hizo una reverencia al acercarse. Erec se puso de pie ante ella, asГ­ como varios del sГ©quito del duque.

"Mi seГ±or", dijo ella, con su voz suave, dulce, haciendo feliz a Erec. "Por favor, dГ­game lo que he hecho para ofenderlo.

No sГ© lo que sea, pero lamento lo que haya hecho para justificar la presencia de la corte del Duque".

Erec sonrió. Sus palabras, su lenguaje, el sonido de su voz – todo lo hizo sentir como nuevo. No quería que ella dejara de hablar.

Erec estirГі la mano y tocГі su barbilla, levantГЎndola hasta que sus ojos se encontraron con los de Г©l. Su corazГіn se acelerГі al mirarla a los ojos.В  ParecГ­a perderse en un mar de color azul.

"Mi seГ±ora, no ha hecho nada para ofenderme. No creo que jamГЎs sea capaz de ofenderme. He venido aquГ­ no por ira, sino por amor. Desde que la vi, no he podido pensar en nada mГЎs".

La chica parecГ­a nerviosa y de inmediato bajГі la mirada al suelo, parpadeando varias veces. TorciГі sus manos, se veГ­a nerviosa, abrumada. Obviamente, ella no estaba acostumbrada a esto.

“Por favor, mi señora, dígame. ¿Cuál es su nombre?".

"Alistair", respondiГі, humildemente.

"Alistair", repitiГі Erec, abrumado. Era el nombre mГЎs bonito que habГ­a escuchado.

“Pero no sé de qué le sirve saberlo”, añadió ella, suavemente, mirando todavía al suelo. “Usted es un Lord. Yo solo soy una sirvienta”.

“Ella es mi sirvienta, para ser exactos”, dijo el tabernero, acercándose, molesto.  “Ella está obligada a trabajar para mí. Firmó un contrato, hace años. Ella prometió siete años. A cambio, le daría comida y cuarto. Lleva tres años. Así que como verá, esto es una pérdida de tiempo. Ella es mía. Soy su dueño. No se la va a llevar. Ella es mía. ¿Entiende?“.

Erec sintiГі un odio por el tabernero, mГЎs allГЎ de lo que jamГЎs habГ­a sentido por un hombre. Estaba entre sacar su espada y apuГ±alarlo en el corazГіn y acabar con Г©l. Pero por mucho que el hombre pudiera merecerlo, Erec no querГ­a romper la ley del rey. DespuГ©s de todo, sus acciones se reflejaban en el rey.

“La ley del rey es la ley del rey”, dijo Erec al hombre, con firmeza. “No es mi intención romperla.  Habiendo dicho eso, mañana empiezan los torneos. Y tengo derecho, como cualquier hombre, a elegir a mi esposa. Y que se sepa aquí y ahora que elijo a Alistair”.

Un jadeo se extendiГі por el salГіn, mientras todos se veГ­an unos a otros, sorprendidos.

“Eso”, añadió Erec, “si ella está de acuerdo”.

Erec mirГі a Alistair, con el corazГіn acelerado, mientras ella seguГ­a con el rostro hacia el suelo. Г‰l se dio cuenta de que ella se sonrojaba.

“¿Está de acuerdo, mi señora?”, preguntó él.

La sala quedГі en silencio.

“Mi señor”, dijo ella suavemente, “usted no sabe quién soy, de dónde soy ni por qué estoy aquí. Y temo que no puedo decirle esas cosas”.

Erec la mirГі, perplejo.

“¿Por qué no puede decírmelo?”

“Nunca se lo he dicho a nadie, desde que llegué”. Hice una promesa“.

“¿Pero por qué?”, dijo él presionando, con mucha curiosidad.

Pero Alistair solo mantuvo su cara hacia abajo, en silencio.

“Es cierto”, dijo una de las sirvientas. “Ella nunca nos ha dicho quién es. Ni por qué está aquí. Se niega a decirlo. Lo hemos intentado durante años”.

Erec se sentía muy desconcertado por ella—pero eso solo le añadía misterio.

“Si no puedo saber quién es usted, entonces no lo sabré”, dijo Erec. “Respeto su voto. Pero eso no cambiará mi afecto por usted. Mi señora, no importa quién sea usted, si gano esos torneos, entonces la elegiré como mi premio. Usted, de todas las mujeres de todo este reino. Le pregunto otra vez, ¿da su consentimiento?”.

Alistair mantuvo sus ojos fijos en el suelo, y mientras Erec miraba, vio que rodaban lГЎgrimas de sus mejillas.

De repente, ella se dio la vuelta y saliГі corriendo del salГіn, cerrando la puerta detrГЎs de ella.

Erec se quedГі ahГ­ parado, con los otros, en un silencio asombroso.В  Casi no sabГ­a cГіmo interpretar su respuesta.

“¿Lo ve? Está perdiendo su tiempo y el mío”, dijo el tabernero. “Ella dijo que no. Váyase, entonces”.

Erec frunciГі el ceГ±o.

“Ella no dijo que no”, interrumpió Brandt. “Ella no contestó”.

“Ella tiene derecho a tomarse su tiempo”, dijo Erec, en defensa de ella. “Después de todo, tiene mucho que pensar.

Ella tampoco me conoce”.

Erec se quedГі ahГ­ parado, pensando quГ© hacer.

“Me quedaré aquí esta noche”, anunció Erec finalmente. “Me dará una habitación aquí, al fondo del pasillo junto al de ella. Por la mañana, antes de que empiecen los torneos, volveré a preguntarle a ella. Si ella lo aprueba, y si gano, ella será mi esposa. Si es así, compraré el contrato que tiene con usted, y se irá de aquí, conmigo”.

Claramente, el tabernero no querГ­a a Erec bajo su techo, pero no se atrevГ­a a decir nada, asГ­ que se dio la vuelta y saliГі del salГіn, furioso, azotando la puerta tras de Г©l.

“¿Estás seguro de que quisieras quedarte aquí?”, preguntó el duque. ”Regresa al castillo con nosotros”.

Erec negГі, con seriedad.

“Nunca había estado más seguro de algo en mi vida”.




CAPГЌTULO OCHO


Thor se desplomГі por el aire, buceando, cayendo de cabeza hacia las agitadas aguas del Mar de Fuego. EntrГі en ellas y se hundiГі, se sumergiГі y se sorprendiГі al sentir que el agua estaba caliente.

Debajo de la superficie, Thor abrió brevemente sus ojos—y deseó no haberlo hecho.

AlcanzГі a ver todo tipo de extraГ±as y horribles criaturas de mar, pequeГ±as y grandes, con caras poco comunes y grotescas.В  El mar estaba repleto. Г‰l rezГі para que no lo atacaran antes de que pudiera llegar a salvo al bote de remos.

Thor saliГі a la superficie con un jadeo, y buscГі de inmediato al muchacho que se ahogaba.

Г‰l lo vio y justo a tiempo: Г©l se agitaba, se hundГ­a, y en unos segundos mГЎs, seguramente se habrГ­a ahogado.

Thor llegó a su alrededor, lo agarró por atrás de su clavícula, y empezó a nadar con él, manteniendo ambos la cabeza arriba del agua. Thor oyó el sonido de un cachorro y un gemido, y cuando se volvió, se sorprendió al ver a Krohn: debe haber saltado tras él. El leopardo nadó junto a él, chapoteando hacia Thor, lloriqueando. Thor se sintió terrible de que Krohn estuviera en peligro de esa manera—pero sus manos estaban ocupadas y no podía hacer gran cosa.

Thor intentГі no ver alrededor, al agua, color roja, a las extraГ±as criaturas que aparecГ­an y desaparecГ­an alrededor de Г©l.В  Una criatura de fea apariencia, pГєrpura, con cuatro patas y dos cabezas, emergiГі cerca, le silbГі, y se sumergiГі, haciendo que Thor se estremeciera.

Thor se dio vuelta y vio el bote a remos, a unos dieciocho metros y nadГі hacia Г©l frenГ©ticamente, usando su brazo y las piernas mientras arrastraba al muchacho. El chico se agitГі y gritГі, resistiendo, y Thor temГ­a que podrГ­a hundirse con Г©l.

"ВЎNo te muevas!". Thor gritГі duramente, esperando que el chico escuchara.

Finalmente, lo hizo. Thor se sintió aliviado momentáneamente—hasta que oyó un chapoteo y giró su cabeza hacia otro lado: justo junto a él, otra criatura emergió, pequeña, con una cabeza amarilla y cuatro tentáculos. Tenía una cabeza cuadrada, y nadó hacia él, gruñendo y temblando.  Parecía una serpiente de cascabel que vivía en el mar, excepto porque la cabeza era demasiado cuadrada.  Thor se preparó mientras se acercaba, preparándose para ser mordido— pero de repente abrió su boca ampliamente y lanzó agua de mar en él. Thor parpadeó, tratando de quitarla de sus ojos.

La criatura nadaba alrededor de ellos, en cГ­rculo, y Thor redoblГі esfuerzos nadando mГЎs rГЎpido, tratando de escapar.

Thor estaba avanzando, acercГЎndose al barco, cuando de repente otra criatura apareciГі del otro lado. Era larga, estrecha y naranja, con dos garras en su boca y docenas de pequeГ±as patas. TambiГ©n tenГ­a una cola larga, que movГ­a en todas direcciones. ParecГ­a una langosta, de pie. Rodeaba la orilla del agua, como chinche de agua y apretГі el paso para acercarse a Thor, girando hacia un lado y azotando su cola. La cola dio un latigazo en el brazo de Thor y gritГі de dolor por la picadura.

La criatura zumbГі atrГЎs y adelante, dando latigazos.В  Thor deseaba podГ­a desenvainar su espada y atacarlo, pero sГіlo tenГ­a una mano libre, y la necesitaba para nadar.

Krohn, nadando a su lado, dio vuelta y gruñó a la criatura, con un ruido espeluznante, y mientras Krohn nadaba sin temor, asustó a la bestia, haciéndola desaparecer bajo las aguas. Thor suspiró con alivio – hasta que la criatura repentinamente reapareció del otro lado y le azotó otra vez. Krohn dio vuelta y lo persiguió por todos lados tratando de atraparlo, abriendo bruscamente sus mandíbulas hacia él y siempre fallando.

Thor nadГі con todas sus ganas, dГЎndose cuenta de que era la Гєnica manera de salir de ese mar. DespuГ©s de lo que pareciГі una eternidad, nadando con mГЎs fuerza que nunca, se acercГі al bote de remos, que se movГ­a violentamente en las olas. Al hacerlo, dos miembros de la LegiГіn, muchachos mayores que nunca hablaban con Thor y sus compaГ±eros, lo estaban esperando para ayudarle. A su favor, se inclinaron y le extendieron una mano.

Thor ayudГі al muchacho en primer lugar, sujetГЎndolo y elevГЎndolo hacia el barco. Los chicos mayores agarraron al muchacho de los brazos y lo arrastraron.

Thor entonces levantГі el brazo, agarrГі a Krohn del estГіmago y lo sacГі del agua hacia el barco. Krohn clamaba con las cuatro patas mientras araГ±aba y se deslizaba en el barco de madera, chorreando agua, temblando. Se deslizГі a travГ©s del fondo hГєmedo, hacia el bote. Entonces inmediatamente subiГі, se dio vuelta y regresГі corriendo a la orilla, buscando a Thor. Se quedГі allГ­, mirando hacia el agua y chillando.

Thor se acercГі y agarrГі la mano de uno de los chicos, y se estaba empujando hacia el bote cuando de repente sintiГі algo fuerte y musculoso que se envolviГі alrededor de su tobillo y muslo. Se volviГі y mirГі hacia abajo, y su corazГіn se congelГі cuando vio una criatura parecida a un calamar verde lima, envolviendo un tentГЎculo alrededor de su pierna.

Se volviГі y mirГі hacia abajo, y su corazГіn se congelГі cuando vio una criatura de calamar como verde lima, envolver un tentГЎculo alrededor de la pierna.

Thor gritГі de dolor al sentir sus aguijones perforar su carne.

Thor se dio cuenta de que si Г©l no hacГ­a algo rГЎpido, estarГ­a terminado. Con su mano libre, puso la mano en su cinturГіn, extrajo un puГ±al corto, se inclinГі y lo cortГі. Pero el tentГЎculo era tan grueso, que la daga no podГ­a pincharlo.

Lo hizo enojar. La cabeza de la criatura apareció de repente—verde, sin ojos y dos mandíbulas en su largo cuello, uno encima del otro—abrió sus filas de dientes afilados y se acercó hacia Thor. Thor sentía que la sangre se cortaba de su pierna y sabía que tenía que actuar con rapidez. A pesar de los esfuerzos del muchacho mayor para aferrarse a él, apretón de Thor estaba decayendo, y se estaba hundiendo en el agua.

Krohn chillaba y chillaba, con los pelos parados en su espalda, se inclinaba como si se estuviera preparando para saltar en el agua. Pero incluso Krohn debe haber sabido que serГ­a inГєtil atacar a esta cosa.

Uno de los chicos mayores se adelantГі y gritГі:

"ВЎAGГЃCHENSE!".

Thor bajГі la cabeza, mientras que el muchacho aventaba una lanza. ZumbГі a travГ©s del aire, pero fallГі, volГі inofensivamente y se hundiГі en el agua. La criatura era demasiado flaca y demasiado rГЎpida.

De repente, Krohn saltГі del barco y regresГі so al agua, aterrizando con sus mandГ­bulas abiertas y sus dientes afilados extendidos en la parte posterior del cuello de la criatura. Krohn sujetГі y moviГі a la criatura de izquierda a derecha, no soltГЎndolo.

Pero era una batalla perdida: la piel de la criatura era muy gruesa, y era muy musculosa. La criatura lanzГі a Krohn a un lado y finalmente lo enviГі volando hacia el agua. Mientras tanto, la criatura apretГі la pierna de Thor; era como un vicio, y Thor sintiГі que perdГ­a el oxГ­geno. Los tentГЎculos quemaban tanto, que Thor sentГ­a como si su pierna estuviera a punto de ser arrancada de su cuerpo.

En un Гєltimo y desesperado intento, Thor soltГі la mano del muchacho y con el mismo movimiento girГі y alcanzГі la espada corta que traГ­a en su cinturГіn.

Pero no pudo agarrarlo a tiempo; resbalГі y girГі y cayГі de cara en el agua.

Thor se sintiГі arrastrado, lejos de la embarcaciГіn, la criatura tirando de Г©l hacia el mar. Fue arrastrado hacia atrГЎs, mГЎs y mГЎs rГЎpido, y al estirar el brazo con impotencia, vio el bote a remos desaparecer delante de Г©l. Lo siguiente que supo, es que se sintiГі arrastrado hacia abajo, debajo de la superficie del agua, hacia las profundidades del Mar de Fuego.




CAPГЌTULO NUEVE


Gwendolyn corriГі en el campo abierto; su padre, el rey MacGil, al lado de ella. Ella era joven, tendrГ­a unos diez aГ±os y su padre era mucho mГЎs joven, tambiГ©n. Su barba era corta, no mostraba ningГєn tono del gris que tendrГ­a posteriormente en la vida, y su piel no tenГ­a arrugas, era joven, brillante. Estaba feliz, despreocupado y se reГ­a con abandono mientras tomaba la mano de ella y corrГ­a junto con ella a travГ©s de los campos. Este era el padre que ella recordaba, el padre que conocГ­a.

Г‰l la levantГі y la puso encima de su hombro, dГЎndole vueltas una y otra vez, riendo mГЎs y mГЎs fuerte, y ella reГ­a salvajemente. Se sentГ­a tan segura en sus brazos, y querГ­a este tiempo juntos nunca terminara.

Pero cuando su padre la bajó, algo extraño sucedió. De repente, el día cambió de ser una tarde soleada al crepúsculo. Cuando los pies de Gwen tocaron el suelo, ya no estaban en las flores del campo, sino atrapadas en el barro, hasta los tobillos. Su padre ahora estaba en el barro, sobre su espalda, a pocos centímetros de ella—era mayor, mucho mayor, era demasiado viejo—y estaba atascado. Todavía más lejos, tirada en el barro, estaba su corona, brillando.

"Gwendolyn", dijo Г©l. "Hija mГ­a. AyГєdame".

Г‰l levantГі una mano que estaba sobre el barro, tratando de alcanzarla, desesperado.

Ella sintiГі una urgencia de ayudarlo, y tratГі de ir hasta Г©l, de tomar su mano. Pero sus pies no se movГ­an. Ella mirГі hacia abajo y vio que el barro endurecГ­a a su alrededor, secГЎndose, agrietГЎndose. Ella se moviГі y se moviГі, tratando de liberarse.

Gwen parpadeГі y se encontrГі de pie en los parapetos del castillo, mirando hacia abajo en la corte del rey. Algo estaba mal: al mirar hacia abajo, no vio el esplendor de siempre y las festividades, sino un vasto cementerio. Donde una vez estaba el brillante esplendor de la corte del rey, ahora habГ­a tumbas recientes hasta donde alcanzaba la vista.

OyГі ruidos de pies, y su corazГіn se detuvo cuando volteГі para ver a un asesino, vestido con un manto negro y capucha, que se acercaba a ella. Г‰l corriГі hacia ella, tirando hacia atrГЎs la capucha, revelando una cara grotesca, le faltaba un ojo, tenГ­a una cicatriz gruesa, irregular sobre la cuenca. GruГ±Гі, levantГі una mano que sostenГ­a una daga reluciente, con la empuГ±adora roja brillante.

Г‰l se estaba moviendo muy rГЎpido y ella no pudo reaccionar a tiempo. Se preparГі, sabiendo que iba a ser asesinada cuando Г©l bajГі la daga con toda su fuerza.

Se detuvo de repente, a sГіlo centГ­metros de ella, y abriГі los ojos para ver a su padre, ahГ­ parado, siendo un cadГЎver, sujetando la muГ±eca del hombre en el aire. ApretГі la mano del hombre hasta que la tirГі, y luego izГі al hombre sobre sus hombros y lo lanzГі desde el parapeto. Gwen escuchГі sus gritos mientras Г©l caГ­a sobre el borde.

Su padre se volviГі y la mirГі; la agarrГі de sus hombros firmemente con sus manos en descomposiciГіn; tenГ­a una expresiГіn severa.

“No es seguro que estés aquí”, le advirtió él. "¡No es seguro!" gritó, sus manos la sujetaban con demasiada firmeza, haciendo que ella gritara.

Gwen despertГі gritando. Se sentГі erguida en la cama, mirando alrededor de su habitaciГіn, esperando al atacante.

Pero se encontró solamente con el silencio – el grueso y quieto silencio que precede a la madrugada.

Sudando, jadeando con fuerza, saltГі de la cama, vestida con su camisГіn de encaje, y saliГі de su habitaciГіn. CorriГі hacia una cuenca pequeГ±a de piedra y salpicГі agua en su cara, una y otra vez. Ella se apoyГі contra la pared, sintiГі la piedra frГ­a en sus pies desnudos en una maГ±ana calurosa de verano y tratГі de tranquilizarse.

El sueño se había sentido demasiado real. Ella sintió que era más que un sueño—una advertencia genuina de su padre, un mensaje. Sentía la urgencia de dejar la corte del rey, ahora mismo y nunca volver.

SabГ­a que era algo que no podГ­a hacer. Ella tuvo que calmarse, recuperar su sensatez. Pero cada vez que ella parpadeaba, veГ­a el rostro de su padre, sentГ­a su advertencia. TenГ­a que hacer algo para sacudirse la pesadilla.

Gwen mirГі y vio el primer sol empezaba a salir, y pensГі en el Гєnico lugar que le ayudarГ­a a tranquilizarse: El RГ­o del Rey. SГ­, ella tenГ­a que irse.


*

Gwendolyn se sumergiГі una y otra vez en los manantiales helados del RГ­o del Rey, sosteniendo su nariz y metiendo la cabeza bajo el agua. Se sentГі en el estanque pequeГ±o y natural tallado en roca, escondido en los manantiales superiores, que habГ­a encontrado y frecuentado desde que era una niГ±a. Ella metiГі su cabeza bajo el agua y ahГ­ se quedГі, sintiendo las frГ­as corrientes que pasaban por su cabello, sobre su cuero cabelludo, sintiendo que lavaba y limpiaba su cuerpo desnudo.

Ella había encontrado ese lugar aislado un día, escondido en medio de un bosquecillo de árboles, arriba en la montaña, en una pequeña meseta donde la corriente del río bajaba y creaba un estanque profundo y tranquilo. Por encima de ella, el río goteaba por debajo de ella, y continuaba bajando— sin embargo aquí, en esta meseta, las aguas apenas sostenían una corriente mínima. El estanque era profundo, las rocas suaves y el lugar estaba tan bien oculto, que podía bañarse desnuda sin problemas. Ella iba ahí casi todas las mañanas en el verano, cuando el sol estaba saliendo, para despejar su mente. Especialmente en días como hoy, cuando las pesadillas la perseguían, como a menudo ocurría; era un lugar donde podía refugiarse.

Fue muy duro para Gwen saber si fue sГіlo una pesadilla, o algo mГЎs. ВїCГіmo iba a saber si un sueГ±o traГ­a un mensaje, un presagio? ВїSaber si era sГіlo su mente jugando con ella o si le estaban dando una oportunidad para actuar?

Gwendolyn subiГі buscando aire, respirando en la maГ±ana calurosa de verano, escuchando los pГЎjaros chirriar alrededor de ella en los ГЎrboles. Ella se inclinГі contra la roca, su cuerpo sumergido hasta el cuello, sentada en una cornisa natural en el agua, pensando. Ella estirГі la mano y salpicГі su cara con agua, luego corriГі sus manos por su pelo largo, rojizo. MirГі hacia la superficie cristalina del agua, que reflejaba el cielo, el segundo sol, que ya empezaba a subir, los ГЎrboles arqueados sobre el agua y su propia cara. Sus ojos azules almendrados, mirГЎndola desde el reflejo ondulante. PodГ­a ver algo de su padre en ellos. Se alejГі, pensando otra vez en su sueГ±o.

Ella sabía que era peligroso permanecer en la corte del rey con el asesinato de su padre, con todos los espías, todas las tramas—y sobre todo, con Gareth como rey. Su hermano era impredecible. Vengativo. Paranoico. Y muy, muy celoso. Veía a todo el mundo como una amenaza—especialmente a ella. Cualquier cosa podría suceder. Ella sabía que no era seguro estar aquí. Nadie lo estaba.

Pero ella no era de las que huГ­an. Necesitaba saber con certeza quiГ©n fue el asesino de su padre, y si era Gareth, ella no podГ­a no hasta llevarlo a la justicia. Ella sabГ­a que el espГ­ritu de su padre no descansarГ­a hasta que quien lo hubiera matado fuera capturado. La justicia habГ­a sido su grito de guerra toda su vida, y, de todas las personas, merecГ­a tenerlo para Г©l mismo en la muerte.

Gwen pensó otra vez el encuentro de ella y de Godfrey con Steffen. Ella estaba segura de que Steffen escondía algo, y se preguntaba qué sería. Una parte de ella sentía que él podría abrirse en su momento. Pero ¿qué pasaba si no lo hacía? Sintió una urgencia por encontrar al asesino de su padre—pero no sabía dónde buscar.

Gwendolyn finalmente se levantГі de su asiento bajo el agua, subiГі a tierra desnuda, temblando con el aire de la maГ±ana, se escondiГі detrГЎs de un ГЎrbol grueso y subiГі la mano para tomar su toalla de una rama, como hacГ­a siempre.

Pero al acercarse, se sorprendiГі al descubrir que su toalla no estaba allГ­. Ella se quedГі allГ­, desnuda, mojada y no podГ­a entender quГ© pasaba. Estaba segura de que la habГ­a colgado allГ­, como hacГ­a siempre.

Se quedó ahí, desconcertado, temblando, tratando de entender lo que había sucedido, cuando de repente, sintió movimiento detrás de ella. Todo pasó tan rápido—borroso—y un instante después, su corazón se detuvo, al darse cuenta de un hombre estaba parado detrás de ella.

PasГі muy rГЎpido. En segundos, el hombre, vestido con un manto negro y una capucha, como en su pesadilla, estaba detrГЎs de ella. La agarrГі por detrГЎs, subiГі su mano huesuda y la puso sobre su boca, silenciando sus gritos mientras la sostenГ­a firmemente. AlargГі su otra mano y la sujetГі por la cintura, acercГЎndola a Г©l y levantГЎndola del suelo.

Ella dio patadas en el aire, tratando de gritar, hasta que él la puso abajo, todavía agarrándola firmemente. Ella trató de liberarse de su sujeción, pero era demasiado fuerte. La rodeó y Gwen vio que empuñaba una daga con un brillante rojo—el mismo de su sueño. Había sido una advertencia, después de todo.

SintiГі la hoja pegada a la garganta, y Г©l la sujetaba tan fuerte que si ella se movГ­a en cualquier direcciГіn, podrГ­a cortarse la garganta. Las lГЎgrimas rodaron por sus mejillas mientras luchaba por respirar. Estaba tan enojada con ella misma. HabГ­a sido tan estГєpida. Ella deberГ­a haber sido mГЎs cuidadosa.

"ВїReconoces mi cara?", preguntГі Г©l.

Se inclinó hacia adelante y ella sentía su aliento horrible y caliente en su mejilla y vio su perfil. Su corazón se detuvo—era el mismo rostro de su sueño, el hombre al que le faltaba un ojo y tenía una cicatriz.

"SГ­", contestГі ella, con su voz temblorosa.

Era una cara que ella conocía muy bien. Ella no sabía su nombre, pero sabía que era un "ejecutor". Una tipo de clase baja, uno de los que andaban alrededor de Gareth desde que era niño. Era mensajero de Gareth. Gareth le enviaba a quien quería asustar—o torturar o matar.

"Eres el perro de mi hermano", dijo ella desafiante.

Г‰l sonriГі, mostrando los dientes perdidos.

"Yo soy su mensajero", dijo Г©l. "Y mi mensaje viene con un arma especial para ayudarte a recordarlo. Su mensaje de hoy es que dejes de hacer preguntas. La llegarГЎs a conocer, porque cuando acabe contigo, la cicatriz que dejarГ© en esa cara bonita, te harГЎ recordarlo para toda la vida".

Г‰l aspirГі, luego levantГі el cuchillo alto y comenzГі a bajarlo en su cara.

"ВЎNO!" gritГі Gwen.

Ella se preparГі para la cortada que cambiarГЎ su vida.

Pero cuando la hoja bajГі, algo sucediГі. De repente, un ave chirriГі, volГі hacia abajo desde el cielo, y bajГі justo hacia el hombre. Ella mirГі para arriba y lo reconociГі en el Гєltimo segundo:

Estopheles.

VolГі hacia abajo, con sus garras hacia fuera y araГ±Гі el rostro del hombre mientras derribaba la daga.

La hoja acababa de comenzar a cortar la mejilla de Gwen, haciГ©ndola sentir dolor, cuando de repente cambiГі de direcciГіn; el hombre gritГі, bajando la cuchilla y levantando sus manos. Gwen vio un destello de luz en el cielo, el sol brillando detrГЎs de las ramas, y mientras Estopheles se iba volando, ella sabГ­a, lo sabГ­a, que su padre habГ­a enviado al halcГіn.

Ella no perdiГі el tiempo. GirГі, se inclinГі de nuevo y, como sus entrenadores le habГ­an enseГ±ado a hacer, pateГі al hombre con fuerza en el plexo solar, con una punterГ­a perfecta con su pie desnudo. Г‰l se desplomГі, sintiendo la fuerza de las piernas de ella mientras le daba la patada. Ella sabГ­a hacerlo desde que era joven, que no necesitaba ser fuerte para defenderse de un atacante. SГіlo tenГ­a que utilizar sus mГєsculos mГЎs fuertes, sus muslos. Y apuntar con precisiГіn.

Mientras el hombre estaba parado allí, tumbado, ella avanzó, lo sujetó de la parte posterior de su cabello y levantó su rodilla—una vez más, con precisión milimétrica—y lo golpeó perfectamente en el puente de la nariz.

Ella escuchГі un crujido y sintiГі su sangre caliente chorrear hacia afuera, sobre su pierna, manchГЎndola, mientras Г©l se desplomaba al suelo, ella sabГ­a que le habГ­a roto la nariz.

Ella sabГ­a que debГ­a acabar con Г©l para siempre, tomar ese puГ±al y sumergirlo en su corazГіn.

Pero se quedГі allГ­, desnuda, y su instinto era vestirse y salir de ahГ­. No querГ­a su sangre en sus manos, aunque se lo mereciera.

En lugar de eso se inclinГі, cogiГі su espada, la tirГі al rГ­o y envolviГі su ropa alrededor de sГ­ misma. Se preparaba para huir, pero antes de hacerlo, ella se volviГі, y le dio una patada lo mГЎs fuerte que pudo en la ingle.

Г‰l gritГі de dolor y se acurrucГі en ovillo, como un animal herido.

Interiormente ella temblaba, sintiendo lo cerca que habГ­a estado de ser asesinada o al menos mutilada. SentГ­a el ardor del corte en su mejilla y se dio cuenta de que probablemente le quedarГ­a alguna cicatriz, aunque fuera ligera. Se sintiГі traumatizada. Pero no permitirГ­a que Г©l lo notara.В  Porque al mismo tiempo, tambiГ©n sintiГі una nueva fuerza brotar en ella, la fuerza de su padre, de siete generaciones de reyes MacGil. Y por primera vez se dio cuenta de que ella tambiГ©n era fuerte. Tan fuerte como sus hermanos. Tan fuerte como cualquiera de ellos.

Antes de que ella se diera vuelta, se agachГі tan cerca para que Г©l pudiera escucharla entre sus gemidos.

"Si vuelve a acercarse a mГ­ otra vez", gruГ±Гі al hombre, "yo misma lo matarГ©".




CAPГЌTULO DIEZ


Thor se sintió absorbido por debajo del agua y sabía que en pocos momentos se sumiría en las profundidades y se ahogaría—si antes no era devorado vivo. Él oró con todas sus fuerzas.




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